Epílogo

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— ¡Ya basta! — Grito Taehyung mientras soltaba un empujón hacia el rubio, que ante la evidente furia del contrario, se quedó callado y quieto en su lugar, sin saber que hacer.

Taehyung, bufo exasperado y se dio la vuelta para seguir trabajando con el pluviómetro sobre la mesa de metal en la que se encontraba trabajando hace horas, dias, semanas y meses.

Negó con su cabeza al mismo tiempo que intentaba tomar una de las muestras y regulaba su respiración.

Jimin por su parte, parpadeo unas cuantas veces antes de fijar su vista en el suelo y sentirse terriblemente mal por desesperar a su compañero.

Hasta hace unos minutos, al rubio no le paraban las palabras saliendo de su boca, hablando del desarrollo de los hongos que podría tener dentro del cuerpo humano, su mente estaba maravillada por todo el tema. Sobre las cosas de las que gustaba, a Jimin le emocionaba hablar de ello únicamente con gente especial para él; como lo era Taehyung.

Hasta que el castaño se desespero de escucharlo parlotear tanto y solo, hizo su ebullición tal y como un volcán.

Soltando un suspiro tembloroso, se dio media vuelta, cuidando que sus pasos no hicieran un solo ruido para no molestar más al mayor, se dirigió a una de las tantas mesas que había en el laboratorio, y aprovechando que estaban únicamente ambos, se dispuso a seguir trabajando en la mesa más apartada de Tae, con el miedo latente en su cuerpo de causar una mayor molestia en el hombre.

Sus ojos no paraban de moverse de lado a lado, sus manos empezaban a temblar poco a poco y además estaba ese conocido malestar alojándose en su abdomen, tomando poder de sus emociones y mente, nublandose de pensamientos afilados contra el mismo.

¿Se habrá molestado mucho?.

Quizá no debí hablar tanto.

A nadie le interesan los hongos.

¿Es que acaso es un tema muy estúpido? Quizá lo es y por eso se ha molestado.

Tal vez debería callarme más seguido, para no molestar a nadie.

¡Le estoy estorbando! ¡Por eso está molesto! Que tonto e idiota soy.

¿Por que siempre arruinas todo Jimin?

¿No te cansas de existir únicamente para joderle la vida a los demás?.

Cerro fuertemente sus ojos y soltó el honguito de color rojizo dentro del cedro de basura a su lado, coloco sus pequeñas manos en su cabeza y trato de respirar reiteradas veces, intentando callar sus pensamientos.

Su mente, podía ser tan brillante y deslumbrante, asombrando a cualquier persona que pusiera un pie dentro de los laboratorios oficiales de la NASA.

Gracias a su brillante poder mental, había ecodificado tantos números, fórmulas, sustancias, logrando posicionarlo con un título de renombre dentro de las instalaciones del gobierno.

Pero bien dicen que el mayor enemigo de un genio es él mismo.

Su mente siempre le jugaba en contra, logrando doblegarlo a ser un manojo de nervios, ansiedad e inseguridad.

Y en un mundo en donde los más veraces y fuertes sobreviven, un cañonazo sería la única solución para alguien como Park Jimin.

El científico de élite más joven de Corea del Sur.

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