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Kaleb dejó las llaves de su moto sobre la mesa de noche en su habitación y suspiró. Le dolía la cabeza y su lengua parecía papel de lija, tenía el estómago hecho un lío, definitivamente no volvería a tomar.

Maldición, ayer terminó haciendo el ridículo de sí mismo al quedarse nocaut luego de unas cuantas cervezas. Sí, el alcohol era su Talón de Aquiles y ahora todos lo sabían, no lo dejarían vivir en paz.

Eso no le preocupaba tanto como haberse quedado en casa de su Comandante y no recordar una mínima cosa sobre ello, su cabeza estaba en blanco luego de vaciar su estómago en el baño como un tonto.

¿Hizo algo ridículo?

¿Se insinuó?

Kaleb se frotó la frente y caminó hacia el baño tratando de captar algún recuerdo, probablemente no había nada que recordar. Bien podría haber dormido su borrachera como una persona normal, no tenía porque hacer un desastre.

De alguna manera no lo creía.

Tenía el presentimiento de haber metido la pata en grande.

Kaleb no tendía sólo a dormir su borrachera sin molestar a nadie.

Bueno, le quedaban unas horas para averiguarlo, Sander pronto estaría gritándole de nuevo en el entrenamiento o vendría a decirle que estaba fuera de una vez por todas. Ninguna era buena, pero definitivamente esperaba que fuese la primera.

Desechó la ropa sucia en el cesto y se metió bajo el agua fría, necesitaba espabilarse, quitarse toda la tontería, para colmo había perdido su ronda con Paul y ahora haría el doble de ejercicio.

Kaleb mordió su labio inferior mientras dejaba que el agua lo recorriera, dejó una nota de agradecimiento y disculpa para Sander, no quería verle y enterarse de alguna estupidez que haya podido cometer.

Torció los ojos y decidió olvidarse de ello, tarde o temprano se enteraría, esperaba que tarde. Se frotó con la esponja, luego de enjuagarse se puso un pantalón de mezclilla, camiseta negra y una chaqueta.

Tomó las llaves y salió, comería algo, perdería un poco de tiempo por ahí y finalmente regresaría a la base a la hora de comida.

Kaleb se puso gafas de sol y subió a la moto, unos días atrás Paul le había recomendado un lugar para desayunar, así que probaría suerte con ese restaurante, según todos era bastante bueno.

Estacionó cerca, se quitó el casco y lo colocó contra su cadera mientras entraba. Kaleb dejó las gafas evitando que la claridad empeorara su dolor de cabeza y escaneó el lugar. Optó por una mesa cercana donde podía ver perfectamente quien entraba, mantendría la puerta vigilada y estaría un poco menos ansioso.

Un camarero se acercó, él sonrió de forma amable y sacó una pequeña libreta de su bolsillo.

—Buenos días, somos... —el muchacho fue interrumpido por una voz chillona que Kaleb recordaba, no había equivocación.

—Papá, es el tío —Cloe apuntó hacia él, Sander arqueó una ceja mirándolo, sostenía sus muletas, los niños estaban al frente, Morgan agarraba a su hermana con fuerza y si no fuese por eso Cloe ya estaría en su mesa.

Kaleb tragó viendo su aspecto informal, un pantalón negro y una camisa roja que no dejaba nada a la imaginación, aunque quizás era su maldita mente pervertida. Sus ojos se desviaron al cuello donde había un parche blanco, Kaleb mordió su labio inferior con enojo esta vez.

—Lo siento, ya no hay mesas disponibles —Kaleb no podía dejarlo esperando con los niños y mucho menos con el estado de su pierna. Ss quitó las gafas y le sonrió.

Clasificado (BL) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora