Esmeraldas y Cenizas

Capítulo 8

El resto de las vacaciones de verano pasaron de manera similar. Harry se despertaba temprano en la mañana, se sumergía en el entrenamiento físico y esperaba a que llegaran James y Sirius. Después de desayunar juntos, se dedicarían a practicar su magia, y Harry dejó que James y Sirius estudiaran algunos tomos que había adquirido de varias fuentes. Después, se volvería similar a su profesor y les enseñaría hechizos avanzados.

Sus sesiones le recordaban a Harry el DA al principio, y recordaba el tiempo que había pasado con sus amigos. Sin embargo, a medida que pasaban los últimos meses, Harry se había vuelto más hábil para aceptar lo que ahora consideraba su vida anterior.

Nada lo estaba atando a esa línea de tiempo aparte de los recuerdos, y darse cuenta de que no era más que algo mejor que quedaba en el pasado había sido importante para él esperar la vida por delante.

Dorea y Charlus también se unieron a ellos varias veces en las últimas semanas, y los dos adultos tenían mucho que enseñar. Incluso Harry aprendió mucho de ellos. Arcturus podría haberle enseñado inmensamente, pero Charlus Potter no fue venerado como un mago inmensamente poderoso sin razón. Dorea Potter no estaba encorvado con una varita – ya sea en defensa, ofensiva o curación de campo. Charlus y Dorea habían tapado adecuadamente los huecos que Arcturus podría haber dejado en su tutela.

Harry había sido eufórico por el rápido progreso que James y Sirius habían logrado en su ortografía, así como por la variedad de hechizos que ahora tenían en su arsenal. Los dos muchachos iban a su año OWL, pero Harry estaba seguro de que podrían pasar sus NEWT si quisieran.

Él les había admitido tanto, y su respuesta tuvo partes iguales sorprendidas y lo impresionaron.

"Las OWL y los NEWT parecen tan triviales ahora que ni siquiera he pensado en ellos", comentó James una vez después de su entrenamiento, y Harry recordó que Sirius asintió de acuerdo.

"Entiendo lo que quieres decir, Prongs. Pensar que todos podríamos morir solo porque apoyamos una causa que no se alinea con la de este monstruo. Prefiero derribar a tantos bastardos que dejar que mate a los que aprecio."

Harry había ido muy duro con ellos al día siguiente, para sus quejas y su diversión. Simplemente les había dicho que esperaran un entrenamiento intensificado ahora que habían terminado con lo que Hogwarts tenía para ofrecer. Al campo de batalla no le importarán los hechizos académicos, y necesitarían la capacidad de lanzarse al calor de la batalla si quisieran sobrevivir y llegar a la cima.

Lo que más había sorprendido a Harry desde su discusión sobre las casas y la magia de Hogwarts fue cómo las percepciones de James y Sirius con respecto a lo que era luz y oscuro había cambiado para mejor. Harry tuvo que admitir que los dos podrían haber sido llamados perjudiciales en el pasado. Sin embargo, ese ya no era el caso. Se había hecho evidente cuando los dos habían ayudado fácilmente a otro estudiante de la casa de las serpientes cuando visitaron el Callejón Diagon hace unos días sin siquiera echar un ojo al Insignia de Slytherin en su túnica.

Sin embargo, eso no significaba que la pareja ya no fuera arrogante. Todavía estaban llenos de sí mismos, e incluso él no se había librado de sus pequeñas bromas. Harry estaba seguro de que Lily no le daría a James la hora del día si el niño no se levantaba. Había estado trabajando para arreglar sus actitudes, aunque solo fuera para que pudieran tener cierto éxito con sus respectivas damas. Sin embargo, hasta ahora, había habido poco éxito.

Otro desarrollo sorprendente durante las vacaciones fue el intercambio de cartas que había comenzado entre él y una Narcissa Black.

Harry todavía recordaba las burlas que había recibido de James y Sirius con respecto a la joven, y por más que lo intentara, no podía refutarlas. Sirius había ido un paso más allá y usó sus enseñanzas contra él. El niño copió su letra y entregó una carta de apertura a su primo dirigida por nada menos que él.