Capítulo 1.1 Theo

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Desde la habitación de Theo en casa de los Dunbar-Geyer se oían gruñidos y gemidos que salían de los dos sobrenaturales que estaban sobre la cama. La ropa estaba esparcida por toda la habitación, habiéndosela quitado a toda prisa y arrojado a cualquier parte de la habitación de la quimera. Los gruñidos continuaron sobre la cama, donde la mitad de las sábanas se amontonaban a un lado y los dos ocupantes continuaban con sus actividades.

Theo miró el cuerpo que tenía debajo, con las piernas tonificadas rodeándole el torso mientras penetraba más profundamente a la persona. Una mano se disparó hacia arriba y sobre su bíceps, con las garras extendidas y aferrándose como si fuera a escapar en ese preciso instante y necesitara que lo sostuvieran. Podía sentir el familiar escozor de las garras clavándose en su piel y probablemente haciendo aparecer algunas gotas de sangre, pero la piel se uniría tan pronto como las garras recorrieran su brazo.

Su mano izquierda se mueve para secarse el sudor de la frente pero eso le hace apoyar su peso sobre el otro brazo y sus caderas tartamudean al perder el equilibrio por un segundo. Por eso recibe un gruñido de fastidio de su compañera.

Malia no debería gruñir a sus compañeros. Es grosero. Pone los ojos en blanco y continúa moviendo las caderas más rápido, ahora volviendo a apoyar su peso en ambas manos. La coyote vuelve a cerrar los ojos y abre la boca mientras se le escapa un gemido, pero no es exactamente una palabra. Es más bien algo parecido a un nombre, y Theo sabe exactamente el nombre de quién está intentando recitar como una plegaria. No es un secreto y él sabe que ella lo sabe. Igual que ella sabe el nombre de quién murmura Theo cuando su boca lo rodea y él está al borde del abismo.

Así que en realidad no le sorprendería que ahora mismo Malia esté pensando en Scott siendo el que está encima de ella, al igual que él está pensando en Liam en el lugar de Malia.

Theo sintió el familiar tirón en su estómago y ése fue el único aviso que tuvo antes de correrse, con las manos aferrando las sábanas bajo ellas. Las piernas de Malia se apretaron alrededor de su torso por un momento mientras ella perseguía su propio orgasmo, con los ojos cerrados y echando la cabeza hacia atrás.

Justo después de que ambos estuvieran demasiado agotados para preocuparse, la quimera se dejó caer encima de la coyote. Mientras intentaban recuperar el aliento, Theo no pudo evitar sentirse tan vacío como antes de llegar a la cama.

¿Cómo habían llegado hasta aquí? Dos coyotes (quimera técnicamente hablando), solitarios y con necesidad de contacto humano, del contacto de alguien que nunca podrían tener. Dos personas que apenas eran conocidos, mucho menos amigos, cayendo juntos en la cama y enredándose en las sábanas entre garras y gemidos. Dos humanos desesperados por un amor que no podían tener y que no estaban seguros de merecer.

-Oye, levántate, que pesas-. Dijo Malia molesta después de recuperar el aliento, sacándolo por completo de sus pensamientos internos.

Theo puso los ojos en blanco pero se levantó del pecho de ella con la ayuda de sus brazos algo doloridos. -Sí, no estás precisamente cómoda, ¿sabes?-.

Se deslizó fuera de ella y se dirigió hacia donde estaban sus bóxer, justo encima de la silla del escritorio. Mientras se quitaba el condón y después de atarlo lo tiraba, Theo se deslizó en sus bóxer, oyendo a Malia hacer lo mismo al otro lado de la habitación. Tomo sus jeans y mientras se los ponía, se dio la vuelta.

Malia se había puesto los calzoncillos y unos pantalones cortos que a Theo le resultaron ligeramente familiares. Ah, sí. Esos habían sido los pantalones cortos que se había puesto hoy en el escuela. Entonces la vio tomar una polera azul marino del suelo, junto a la cama, a punto de ponérsela.

Antología - Thiam [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora