¿Y si jamás se hubiera enamorado de él? Es más, ¿Y si nunca lo hubiera conocido? Tal vez nada de esto hubiera ocurrido...pero no puede arrepentirse de sus decisiones pasadas, no ahora, y menos sabiendo que jamás logrará arrepentirse por completo.
Esa fatídica tarde de primavera, donde las flores llegan a su punto máximo y el aire gélido del invierno comenzaba a tornarse cálido y agradable. Aquino sujeta firmemente su mochila con los nervios a flor de piel, asustado e intentando convencerse de no echarse atrás y dar un paso a lo que lleva anhelando durante tantos meses.
— ¿Estas bien? Estas demasiado nervioso...— le cuestiona el azabache a su lado, provocándole un ligero susto por lo ansioso que se encontraba.
— Duxo...necesito decirte algo muy importante.— se atreve a decir, tragando saliva y lentamente ubicándose frente al hombre más alto. — Yo...yo sé que esto cambiará muchas cosas desde ahora pero...¡No soporto seguir escondiéndolo!— se traba entre sus propias palabras incluso tartamudeando por su voz temblorosa.
— ¿A que te refieres?— responde dudoso mientras examina de arriba a abajo al chico menor. — ¿Es algo malo acaso?— asustado le pregunta, aliviándose al ver como el castaño niega frenéticamente mientras aprieta los labios.
Se prepara mentalmente para lo que viene, toma aire y cierra sus ojos con brusquedad, evitando cruzar mirada con el azabache frente a el.
— Duxo...¡Me gustas, me gustas mucho, Duxo!— suelta finalmente mientras sus manos sudan en exceso, provocándole una asquerosa sensación por lo pegajosas que se encontraban. — Se que lo más probable es que yo no te guste y que ya no quieras volver a verme...y también se que...—
Repentinamente unas manos sobre sus mejillas le interrumpen, haciéndolo callar por el dulce toque que le causa escalofríos al sentir la mano fría y ligeramente más grande que la suya sobre su rostro. Aquino confundió se digna a verlo a los ojos, encontrándose con esos exóticos y bellos ojos lilas.
— ¿Duxo?...— susurra, perdiéndose entre el universo que esconden esos ojos.
— No hagas suposiciones estúpidas Aquino, primero déjame decirte lo que siento.— sus manos se posan sobre las de Duxo, escuchando atentamente cada sonido que pueda salir de la boca de su amante. — Aquino, tú eres alguien maravilloso, alguien tan alegre y con unos ojos tan hermosos.— le halaga, confundiendo más al castaño. — Y obviamente tú también me gustas Aquino, me gustas en exceso. Te amo más que a nada desde que logré conocerte. Te amo con todos tus defectos y todas tus cualidades, me enamoré de todo tu ser Aquino...—
Un beso sella esos sentimientos mutuos, haciendo llorar al pobre castaño que incrédulo se deja llevar por las sensaciones que le provoca el beso, uno el cual se siente tan cálido, demostrando que tanto se aman el uno al otro. Ambos sonríen en medio de ese tierno roce de labios, jurándose amor eterno de forma indirecta.
¿Quien puede creer que este adorable encuentro se convertiría rápidamente en una pesadilla?
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-487 palabras
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Violentometro | Anti-Duxino (reescribiendo)
FanfictionA pesar de lo mal que lo trataba, él lo amaba.