⠀⠀II. the carrier's weapon

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CHAPTER TWO
THE CARRIER'S WEAPON

CHAPTER TWOTHE CARRIER'S WEAPON

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            Dos mujeres se retiraron, dejando el lugar únicamente con la presencia suya, de él, y de su secretaria. 
La mujer a su lado le roció desinfectante varias veces antes de que él quedase satisfecho.

           —Necesito desinfectarme más. Quizá deba bañarme —dijo, arrugando su nariz ante el disgusto que le provocó—. Ven, Kazuhiko. Vendrás conmigo.

         Sin reproche, siguió silenciosamente a Suguru Geto. Su pelo largo y bien cuidado relucía. Caminó detrás de él. 

         —Prometí que no te pediría nada, y planeó mantener aquellas palabras mías. Mi deseo no es fundirte en tu mismo hoyo de anhelo ni afligir tu alma —dijo, sin mirar atrás y manteniendo su paso constante—. Alguna vez, también anhelé la famosa paz. Luchar por el bien y lo que se estipulaba como lo correcto bajo las palabras de quiénes eran superiores a mí. No en poder, tampoco en mentalidad. Pues bien, la mía está atada a lo que creo correcto, y la de ellos, codiciando sus ambiciones y liderados por su egoísmo.

         —Lo sé —respondió—. No quiero que usted, Geto-sama piense como yo. Ni que luche por los mismo ideales que yo tengo— confesó. Lamentablemente, él ya no poseía ambiciones por una paz. Porque la experimentó, fugazmente la vivió y tan solo duró cortos segundos. Que rápidamente se tornaba amarga, como algo incoloro y carente de sabor. Fugaz, como las hermosas lluvias de estrellas que adoraba ver, fugaz, como la felicidad que en antaño tuvo. 

         —¿Amas a los humanos, Kazuhiko?

          —No —contestó, honestamente y sin dudar. No podía mentir, no mentiría—. Pero no los detesto.

          —Hubiese preferido haberme quedado solamente con la primer respuesta —se lamentó, suspiro y sonrió, acariciando sus cabellos dorados—. Después de esto, serás libre. Elige tu camino sin ataduras a mí. Incluso ahora. No es obligatorio que me sigas en esto. 

         Libertad. Lo codició. Claro que lo hizo. Encerrado y encadeno, bajo la pobreza de su vida, tan simple, tan vana y tan desierta. 
Se acostumbró a ella. 
Dejarla ir daba como resultado en el nada. Inmutable ante esto. Sin embargo, él sabía. Era consciente de su problema. Uno que muchas veces se le repitió dentro des entrenamientos con el sargento Oshima. Uno físico y mental. Recalcaba la importancia de la irrelevancia de las emociones dentro de la guerra y el mundo.

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⏰ Última actualización: Feb 14 ⏰

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