Única parte.

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✨️Nanon✨️

Podría estar tranquilo ahora, como el resto de mis amigos, solo preocupado por disfrutar la noche, pero mi especialidad es tomar decisiones que complican mi vida.

Por eso, hice una apuesta con Chimon.

Juro que estaba tan seguro de ganarle, que no me detuve a pensar en la posibilidad de perder.

La apuesta y mi dignidad.

Estamos sentados en el fondo, donde casi no hay luz, y me siento incómodo, porque algunos hombres están mirándome.

Es que debo verme ridículo.

—Te ves patético —dice Chimon riéndose.

—Pensé que yo estaba teniendo un día difícil, pero ya me siento mejor —agrega Mark, alcanzando una cerveza.

Todos mis amigos están burlándose, y no lo voy a permitir.

Me levanto con cuidado, porque estoy usando tacones, y creo que son un peligro.

No sé como las mujeres se los ponen seguido sin matarse, pero entiendo la razón.

Al menos yo, siento que mis piernas lucen mejor que nunca.

Camino despacio, esquivando a la gente, para llegar a la barra, porque quiero pedir algo más.

Evito el contacto visual con las personas, para no llamar la atención, pero no estoy seguro de que esté funcionando.

Es casi un logro ver las sillas altas cerca, y me aferro a una de ellas, para sentarme.

Solo yo.

Sin amigos idiotas.

—¿Qué vas a pedir, preciosa? —me pregunta el que atiende en el bar y yo entrecierro los ojos.

Estoy juzgándolo.

—No soy...

—La primera es gratis para ti —dice alto, porque la música está muy fuerte.

Entonces si soy, ya me convenció.

Señalo una botella de cerveza de la lista, y él sonríe, sacándola del congelador.

Suspiro al voltear a ver nuestra mesa, porque están divirtiéndose, y creo que esta noche va a ser larga.

Yo ya me quiero ir.

—Espero no incomodarte —dice de la nada un chico, sentándose a mi lado— pero he estado mirándote desde que llegaste, y creo que esta es la única oportunidad que voy a tener esta noche para acercarme a ti.

Él está nervioso, apenas puede sostenerme la mirada.

Yo no soy gay.

Ese es un pensamiento habitual que tengo, cuando alguien así de atractivo me habla.

—Soy Ohm —agrega estirando una mano hacia mí.

No abro la boca, porque es obvio que cree que soy una chica.

—¿Quieres bailar? —me pregunta sonriendo y yo tomo su mano, porque sí.

¿Qué puedo decir? ¿No quiero?

Técnicamente puedo hacerlo, pero sería maleducado de mi parte rechazar a un hombre que luce así.

Lo sigo, porque agarra mi mano, para llevarme a la pista, pero cruza la parte llena de gente para llegar a un rincón casi vacío.

Sé lo que hace, lo he hecho también, y no sé porqué estoy siguiéndole el juego.

—Tus amigos no van a preocuparse por ti, ¿verdad? —me pregunta acercándose a mi oído, porque aquí se siente todo incluso más ruidoso.

Muevo la cabeza negativamente y él sonríe.

—¿Tú sabes que eres la mujer más hermosa de este lugar?

Me sonrojo.

Siento todo mi cuerpo ardiendo, porque baja las manos a mi cintura.

No puedo concentrarme en la música, él tiene toda mi atención.

Me muevo un poco, casi torpemente, mirando sus ojos.

Él sube su mano derecha a mi rostro, y yo bajo la dirección de mi mirada a sus labios.

Maldita sea.

Me pega más a su cuerpo, moviéndose despacio, y jadeo, cuando siento mi espalda pegándose a la pared, porque estoy arrinconado.

No creo que solo quiera bailar, porque yo tampoco.

Acerca su rostro al mío, y lo beso yo, cerrando los ojos.

La mano que tiene en mi cintura me acaricia, y yo quisiera realmente tener esta aventura casual, porque lo he hecho antes, pero es una situación diferente.

Tengo que parar esto.

—Soy un chico —digo contra sus labios, alejándome.

Él tiene la respiración agitada y parece estar pensándoselo.

Se queda quieto solo un par de segundos.

Sus labios chocan con los míos de nuevo, y esta vez sus dedos me aprietan, tomándome más fuerte.

Agarra mi mano de nuevo, y me lleva a la parte posterior, para entrar en uno de los baños vacíos.

Cierra la puerta y yo me veo en el espejo grande que está en la pared.

Se me ha corrido el labial.

Gimo, porque se apoya en mi espalda, empujándome hacia mi reflejo, y sus manos me suben el vestido.

—¿Puedo? —me pregunta jalando despacio el lóbulo de mi oreja con los dientes, y yo asiento, pegando mi frente en el vidrio frío.

Mis manos se aferran ahí, cuando baja a mi trasero y me abre con sus dedos, para meter su lengua.

Tengo las piernas débiles, temblando por lo excitante que es para mí, toda esta situación.

Me masturba, chupando mi agujero, y se levanta, después de pasar el pulgar, por la húmeda punta de mi pene.

Creo que ya sabe que estoy listo.

Me asusta un poco su tamaño, porque no he hecho esto antes, pero he tomado el alcohol suficiente para soportar.

Suelto un grito ahogado, porque se mete de golpe en mí, sosteniéndome con sus manos.

No me da un tiempo para acostumbrarme a él, solo me embiste sin cuidado, casi desesperado, a un ritmo constante que me tiene hipnotizado.

Puedo ver el placer en su rostro por el reflejo, y él es lo más sexy que he visto en mi vida.

Giro la cara un momento, y me besa, cargándome contra el espejo, para entrar más profundo.

Mis pezones se endurecen más porque están frotándose en el frío, y Ohm golpea mi próstata una y otra vez, sin descanso.

Puedo ver mis lágrimas corriéndome el  maquillaje, y juro que son solamente por lo rico que lo hace.

Me corro, cuando siento que está corriéndose dentro de mí.

La música afuera sigue alta y él me suelta despacio, así que apoyo mi cuerpo en la pared, para no caerme.

—No soy gay —dice agitado y yo acomodo el vestido, bajándolo.

—Sí, yo tampoco.


🌻

Fin.

La apuesta || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora