Sickness 【Jimmkarl】

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Karl no pudo evitar maldecir su yo del pasado, esa noche se olvidó que tenía indicios de gripe y tomó la estúpida decisión de dormir en shorts con la ventana abierta, su nivel de inteligencia podía ser cuestionado con mayor dureza al recordar que el nivel térmico tuvo un gran descenso esos días por la cercanía del invierno. Durante las primeras clases se puso tan mal que la doctora de la institución le recomendó volver a su hogar para poder descansar como era debido, pero no contó con que para eso deberían llamar a sus padres para que firmen el permiso de salida.

Los padres de Karl eran personas ocupadas que no se podían dar el lujo de irse del trabajo a retirarlo, le dijeron de una forma muy linda que se las apañara por su cuenta.

Lo que quedó de jornada se la paso recostado en su escritorio con la cabeza escondida entre sus brazos mientras se sentía muy miserable, quizá le dio algo de lástima a sus maestros, porque ninguno le regaño por eso. Hubo una reprimenda que le fue imposible evitar, la de la inspectora que le dijo con su tono severo: "Si estaba enfermo, para qué vino".

Tuvo que aguantar el agobio que incrementaba al no poderle responder con tono mordaz "¿Cree que yo quería venir así? No estaba tan mal en la mañana".

Para la hora de salida su único pensamiento era acostarse en su cama con varias cobijas encima y no volver a escuchar sobre las funciones trigonométricas, al siguiente que le oyera hablar de números le iba a pegar. Al buscar en su mochila el llavero de Spiderman que contenía la llave de su casillero, una mano le quito sus libros de los brazos.

—¿No estas muy cansado para eso? —Jimmy se encargó de terminar de guardar sus cosas—. No paras de temblar.

—Jimmy, era solo guardar unos libros—se quejó Karl.

—¿Y? —murmuró Jimmy mientras le quitaba la mochila roja de la espalda, la dejó unos momentos en el suelo mientras se sacó su abrigo de color amarillento—. Debes cuidarte más, pronto va a nevar.

Karl tuvo que aguantarse cuando Jimmy le puso el abrigo casi a la fuerza, pues no estaba seguro de que le molestaba más cuando caía enfermo. Sentir un frío mortal a la mínima corriente de viento que rozara sus pómulos o sentirse asfixiado por un calor atronador si se abrigaba, era muy irritable cuando caía enfermo.

—Jimmy ¿planeas seguirme hasta mi casa? —preguntó Karl.

—Yo le llamaría acompañarte—Jimmy cargó la mochila de Karl.

—No es para tanto, solo necesito tomar unas pastillas y estaré como nuevo.

—Karl, en el receso estabas tan mal que chocaste con un pilar.

—No lo vi—se defendió Karl.

Era cierto que en el receso su mente desorientada que choco con un pilar. Si hubiera sido por Karl se quedaba en el aula, pero el maestro de educación física no se lo permitió, no quería llevarse un regaño de sus superiores.

—Si tú lo dices, pero de todas formas iré contigo—le advirtió.

Y como dijo, camino a su lado por la acera bajo el cielo azul bebé, la melodía del característico golpeteo del viento contra las hojas de tonos cálidos desperdigadas por los suelos de los jardines del barrio, la residencia no era tan lejana, así que llegar a pie fue una tarea sencilla para Jimmy, pero Karl venía pequeños puntos de colores, prefirió no decirle nada a su acompañante, que pareció notarlo, se sentaron un momento en la acera.

Esta vez, no dijeron nada, quizá porque Jimmy era conocedor de que Karl odiaba verse débil, no le gustaba sentir miradas de lástima.

Jimmy saco de su mochila un brownie, se lo había regalado una chica de un año menor, pero de todas formas no la podía comer por su dieta estricta, su nutriólogo fue muy claro sobre controlar el dulce. No dudo en dárselo a Karl, quien lo acepto de buena gana.