Soy Satoru En My Hero Academia Y Más...

Capitulo 4

Mientras continuaba prestando atención a la lección, noté que las niñas seguían mirándome. Para ser honesto, había olvidado mi buena apariencia. Aun así, esto estaba comenzando a ponerse incómodo. No es como si pudiera hacer nada al respecto, pero el hecho de que niñas de primaria me vieran de esa manera me hacía sentir un poco extraño. Bueno, solo queda ignorarlos y esperar que el FBI no venga a por mí.

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El receso por fin había llegado, y yo estaba sentado bajo un árbol, sin hacer nada en particular. A diferencia del orfanato, aquí no podía escabullirme para entrenar. Se podría decir que perdía el tiempo mirando el cielo.

Di un bostezo, sintiendo las ganas de dormir. Diablos... Otra vez estaba sucediendo. Un cansancio que venía de la nada y ese ligero dolor de cabeza. Por supuesto, se debía a la habilidad de los seis ojos. Como no se pueden desactivar, constantemente están absorbiendo mi energía maldita, lo que a la larga comienza a cansarme. Incluso mantener los ojos cerrados no parece funcionar.

Pero... ¿De dónde puedo conseguir unas vendas? Tal vez debería pedírselo a uno de los cuidadores. Ellos deberían entender...

"Oye."

"Oh", fui interrumpido de mis pensamientos por una voz que no conocía. Si bien ya la había visto venir, no esperaba que quisiera hablar conmigo.

Me di la vuelta y la vi con más detalle. Una niña con el rostro más inexpresivo que he visto. Sus ojos no reflejaban ni la emoción ni el interés. ¿Qué demonios quería?

"¿Qué?" pregunté sin mucho entusiasmo.

La niña, sin inmutarse por mi respuesta apática, prosiguió. "¿puedes salir de mi lugar favorito? Siempre me siento aquí durante el receso. Así que, ve a otro lado."

Fruncí el ceño. ¿En serio me estaba diciendo que me fuera? ¿Por qué diablos tendría que moverme por alguien que ni siquiera conocía?

"¿Por qué?" pregunté, sin intención de moverme.

La niña, finalmente mostró una leve señal de emoción, y fue el aburrimiento. "Simplemente me gusta este lugar, y ahora tú estás ocupando mi rincón tranquilo. Vete."

De acuerdo, esto era ridículo. Pero no tenía ganas de pelear. Pero tampoco quería irme. Este lugar era tranquilo y estaba lo suficientemente lejos para no escuchar a los demás niños.

Decidí sugerir algo en lugar de simplemente irme. "¿Y si compartimos el lugar? Hay espacio suficiente para los dos."

La niña frunció el ceño como si la idea de compartir le resultara extraña. Pero al final, asintió, aparentemente sin otra opción se sentó a mi lado. Al principio, todo parecía ir bien, pero poco a poco me resultó incómodo. Ella, por otro lado, parecía feliz mirando las nubes pasar. Al principio intenté ignorarla, como si fuera invisible, pero no podía. Ni siquiera perderme en mis pensamientos parecía funcionar. Sentía que tenía que decir algo.

"Uh...". Estuve a punto de hablar, pero justo en ese momento, sonó el timbre de la escuela.

El timbre de la escuela rompió la tensión en el aire, y con un suspiro de alivio, observé cómo la niña sin más se levantó y se fue a su clase. Para ser honesto, me sentí aliviado. La incomodidad que había estado sintiendo se disipó junto con su partida.

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Desde ese día, la niña y yo nos encontrábamos en el mismo lugar durante el receso. Aunque nuestra primera interacción no había sido la más amigable, pronto nos acostumbramos a compartir ese rincón tranquilo bajo el árbol. A pesar de que ella seguía manteniendo su inexpresión característica, había algo en su presencia que me intrigaba.

No parecía una niña normal de su edad. A simple vista, cualquiera diría que era inexpresiva, pero gracias a mis Seis Ojos, podía percibir sus microexpresiones, esos pequeños gestos faciales que revelan lo que alguien realmente siente. A medida que pasaba el tiempo, comencé a notar esos sutiles cambios en su rostro. Tranquilidad, tristeza y soledad. Esas eran las principales emociones que podía detectar.

A pesar de su apatía aparente, algo en mí sintió la necesidad de entenderla. Tal vez era porque, en cierta forma, me identificaba con ella. O tal vez no tenía nada que hacer. Así que, un día decidí romper el silencio e iniciar una conversación.

"Em... ¿por qué no estás con tus amigas?" pregunté con precaución, queriendo saber más de ella. Para ser honesto, eso era lo que más me intrigaba de ella. A esa edad los niños solían ser muy sociables, incluso yo tenía amigos en ese entonces.

Ella dirigió lentamente su mirada hacia mí, como si estuviera evaluando mis intenciones, y por unos segundos, se quedó observándome antes de responder.

"No tengo." A pesar de su inexpresión, pude ver una leve mueca en sus labios. Su respuesta me dejó pensativo. Ahora que lo pensaba, siempre parecía pasar el tiempo aquí en el receso, y nunca la había visto socializar con nadie.

"¿En serio no tienes ningún amigo?" Pregunté con una mezcla de sorpresa y preocupación. Ella negó con la cabeza.

Maldición, ¿qué debería decir ahora? Siempre he sido socialmente incómodo, y esta situación no era diferente. Debería haber comenzado con otra pregunta. Ahora que lo pensaba, nunca nos habíamos presentado.

"Bueno... Mi nombre es Satoru. Sólo Satoru, no tengo apellido." Me presenté con una pequeña sonrisa, tratando de ocultar mi ansiedad. 

El silencio se prolongó por unos segundos mientras manteníamos contacto visual. Mis ojos se centraron en ella, esperando su respuesta. La brisa suave del aire mecía las hojas del árbol bajo el cual estábamos sentados, y el murmullo distante de los niños jugando proporcionaba un fondo que parecía esperar a que se rompiera el silencio.

Finalmente, después de un momento que pareció una eternidad, ella rompió su inexpresión y habló en un tono suave y tranquilo.

"Yui. Mi nombre es Yui Kodai".

Por unos segundos, ese nombre giró en mi mente. Algo sobre él me resultó extrañamente familiar. ¿Habría sido Yui un personaje secundario en "My Hero Academia"? No era exactamente un gran fan de My Hero Academia, pero había visto varios episodios del anime. Conocía a los personajes principales, pero los secundarios no me resultaban tan memorables.

Mientras su nombre daba vueltas en mi mente, traté de recordar si Yui Kodai era un personaje que había aparecido en el anime. No podía estar seguro, pero algo me decía que tal vez la había visto en algún lugar. Esto solo aumentó mi curiosidad acerca de quién era Yui.

Decidí hacer otra pregunta, ya que por lo poco que sabía de su personalidad, no parecía muy interesada en hacerme preguntas.

"¿Cual es tu peculiaridad?" pregunte, tratando de mantener la conversación. Estaba seguro de que, si tenía una peculiaridad destacable, podría reconocerla y tal vez eso me daría más pistas sobre quién era realmente Yui.

Ella consideró mi pregunta por un momento antes de responder. "Puedo alterar el tamaño de cualquier cosa que toque".

La respuesta de Yui me tomó por sorpresa. Era una peculiaridad interesante, y de repente, mi mente comenzó a conectar algunos puntos. Yui Kodai, la chica con la capacidad de cambiar el tamaño de las cosas que tocaba. La ficha comenzaba a encajar, y recordé haberla visto en el anime. Era un estudiante de la Clase 1-B.

Esto era demasiada coincidencia. No esperaba encontrarme con un personaje de My Hero Academia. La idea de que el destino o algún dios caprichoso estuviera jugando conmigo se apoderó de mis pensamientos. Había visto muchos fanfics donde el protagonista se encontraba con los personajes del anime por obra del destino o un dios, y esta situación comenzaba a sentirse como una versión extraña de esas historias.

Pero antes de que pudiera profundizar más en el tema, el timbre de la escuela sonó, anunciando el fin del receso. Yui se levantó y comenzó a caminar en dirección a su clase. Dejándome descontento. Sin embargo, a pocos pasos de distancia, se detuvo y se volteó para mirarme.

"Hasta luego, Satoru", dijo, su rostro mostró una pequeña pero imperceptible sonrisa amigable antes de continuar su camino y dejarme solo debajo del árbol.

"Bueno... eso fue mejor de lo que esperaba".