Sam no podia evitar sentir empatia por ese pobre niño que jugaba con sus figuras de mitomagia alrededor de la fogata, Bianca parecia poco preocupada y eso le molestaba. No es que fuera especialmente buena con los niños pero en su estado actual veia las cosas de manera distinta, Nico aun era pequeño y necesitaba de su familia. Explicarle a un niño que su propia hermana le veia como un estorbo... le rompia el corazon.
— ¿Desde cuando te gustan los niños?
— ¿Desde cuando te gusta coleccionar perros callejeros? — Señalo los lobos que custodiaban el campamento.
— Pocas veces dejo que se muestren. — Artemisa la mira con interes — Me sorprende verte con vida, Hera parecia muy interesada en asesinarte.
— Aparecio alguien para tomar mi lugar — Dijo observando a Thalia tener una pelea de miradas con Zoe — Ademas... con una guerra en puerta, Hera esta mas preocupada por su trasero que por matarme.
— Si Zeus no fuera tan terco, estariamos preparandonos para pelear... ¿Quien lo diria? Usas esa cabeza para pensar — Sam rodo los ojos — Pareces diferente... no sabria decir porque.
— ¿Diferente yo? No me hagas reir — La diosa no parecia convencida pero se encogio de hombros — Como sea, se que no tengo porque... pero si alguien pregunta por mi.. tu no me has visto.
— No me importa lo que hagas, asi que nadie me preguntaria por ti.
— Eres tan tierna, Arti — dijo rodando los ojos.
Artemisa habia dicho a todos que el amanecer estaba por llegar, incluso con el lugar bañado en tinieblas esta podia sentir cosas como esas. El campamento fue desmontado rapidamente y todos se reunieron cerca esperando la llegada del sol, es decir, de Apolo. La hija de Zeus tenia unos cuantos años sin ver al tonto de Apolo, se llevaban bastante bien, quizas podria escapar con su ayuda. Para fortuna de los semidioses presentes el cielo comenzo a clarear y Artemisa anuncio a todos que apartaran la mirada, si alguno de ellos observaba podrian convertirse en bistec asado en unos segundos, cuando todo termino frente a todos estaba un hermoso auto rojo.
— Au, que calor irradia este tipo.
— Es el dios del sol.
— No me referia a eso.
— ¡Hermanita! Quiero decir ¡Hermanitas! — dice Apolo con una gran sonrisa — Que mala eres Arti, no me llamas ni me escribes. Empezaba a preocuparme.
— Estoy perfectamente y no soy tu hermanita.
— ¡Yo naci primero!
— ¡Somos gemelos! ¿Cuántos milenios habremos de seguir discutiendo...?
