Capítulo 2: malos pasos que encaminan al pasado - JunMyeon.
JunMyeon cerró su scooter mientras llegaba a su destino, dejándolo recargado en un árbol. Miró con detenimiento la entrada al pequeño supermercado antes de ingresar en él, analizando con rapidez el entorno: los autos abandonados, así como algunos carritos de compra, estaban acomodados de manera descuidada por todo el estacionamiento, algunas de esas cosas rondaban por el lugar, viéndose entorpecidos en su andar por los vehículos, por lo que no representaban un gran problema, a menos que se acercara de más o bajara la guardia; la entrada del establecimiento se encontraba permanentemente abierta, lo que representaba una ventaja y un problema a la vez, una de las puertas de cristal estaba parcialmente rota, mientras que la otra intentaba cerrarse de manera infructuosa debido a un cadáver, o mejor dicho un cuerpo cortado por la mitad, que permanecía tirado en medio de las puertas.
Al saber que tenía poco tiempo para entrar y salir, optó por entrar por la puerta en la que estaba el cadáver, pues pensó que los vidrios podrían lastimarlo si tenía que salir de manera apresurada y no quería llamar la atención de esas cosas más de lo necesario. Inhaló aire con fuerza, de inmediato el olor metálico de la sangre llenó sus fosas nasales, era algo asqueroso, pero nada comparado con lo que sabía que encontraría dentro del supermercado; se colocó de manera correcta el cubrebocas que hasta entonces tenía en el cuello, metió en él un aromatizante con forma de pino para autos entre su boca y la tela quirúrgica, posteriormente enredó una bufanda gruesa alrededor de su nariz, atándola lo mejor posible para que no se le cayese, era francamente incómodo y caluroso, pero no tenía otra opción mejor para proteger su nariz de la pestilencia, del olor perpetuo a muerte.
Pese a que no quería observar lo que quedaba de la persona que obstruía la puerta, se vio obligado a bajar la mirada para no pisar alguno de los órganos a medio comer que salían de la parte inferior del torso, la semana pasada había tenido la mala suerte de tropezarse al pisar unos intestinos, lo peor no había sido caer sobre los restos de un cadáver casi putrefacto, sino que esa caída casi le costó la vida, de no ser porque se levantó de prisa y corrió con más fuerza, no hubiera logrado sobrevivir; un error tan estúpido como una caída no volvería a tomarlo desprevenido ni a casi costarle la vida.
Cuando al fin ingresó al supermercado el aroma a muerte, conformado por sangre y vísceras en su mayoría podridas, traspasó la pobre barrera que había formado para resguardar su nariz, si bien las calles estaban llenas de ese olor, dentro de un lugar en su mayoría cerrado, se acentuaba de manera abrumadora, aunque no conseguía acostumbrarse, al menos ya no vaciaba el contenido de su estómago. En su recorrido hacia el área de congelados comenzó a tomar algunas de las escasas latas que permanecían en los estantes sin mirar realmente de qué se trataban, metiéndolas en una de las dos mochilas que llevaba consigo, no llevó demasiadas ya que el ruido era algo que atraía a las cosas y las latas eran ruidosas cuando chocaban entre sí; por los gemidos que resonaban en los pasillos pudo identificar en dónde se encontraban las cosas que estaban rondando dentro del lugar, así que se dedicó a evitarlos activamente, no ingresando a los pasillos en los que los escuchaba. Aunque no eran de su agrado llevó consigo algunos dulces y galletas, no podía darse el lujo de rechazar los alimentos que encontraba; tomó también algunos aromatizantes y productos de higiene personal, la mochila que llevaba en su espalda pronto se llenó.
Aunque había estado con anterioridad en el supermercado desde que todo eso se había desatado, ciertamente aún no conseguía acostumbrarse a la manera en que se veía aquel sitio que frecuentaba al menos un par de veces al mes. Los pisos que antes permanecían inmaculados, al igual que las paredes, estaban impregnados con una mezcla de restos de órganos, cerebros, materia gris, así como por charcos y salpicaduras de sangre, los estantes se encontraban en su mayoría vacíos (estaba seguro de que en el almacén había más suministros, pero para él era imposible arriesgarse a sacar algo de ese lugar, la mayoría de los empleados que se convirtieron estaban encerrados en ese lugar, así que era simplemente una misión suicida), la mayoría de los estantes habían cambiado de posición, encontrándose caídos o chuecos, algo que hacía que caminar entre los pasillos fuera una tarea más difícil, los suministros que quedaban estaban esparcidos en su mayoría por el suelo, algunos cuantos pisoteados y por ende rotos o con el contenido regado por el piso.
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Mientras el mundo se hunde (SeHo)
TerrorEntre JunMyeon y SeHun existe un pasado en común, una historia de amor que se fue gestando desde sus primeros años de la adolescencia, pero que no consiguió concretarse debido a una situación que fue ajena a ambos. Tras lo ocurrido, uno de ellos qui...