Había una vez una chica universitaria llamada Sofía. Era una apasionada de los libros, especialmente de los misterios y los romances poéticos. Sofía tenía el cabello corto, era miope y alta, pero lo que más destacaba de ella era su peculiaridad: tenía heterocromía, lo que significaba que sus ojos tenían colores diferentes.
Un día, Sofía decidió pasar la tarde en la biblioteca de la universidad, sumergiéndose en el mundo de las historias y las palabras. Mientras escogía un libro para leer, un chico se acercó a ella. Tenía una sonrisa encantadora y una mirada entre ojos que transmitía calidez y atracción física.
El chico, llamado Alejandro, notó el libro que Sofía había escogido y decidió entablar una conversación con ella. Resultó que ambos compartían el mismo gusto por la literatura y comenzaron a intercambiar opiniones sobre autores y tramas.
A medida que pasaban los días, Sofía y Alejandro se encontraban con más frecuencia en la biblioteca. Sus conversaciones se volvieron más profundas y su conexión se hizo cada vez más fuerte. Sofía se dio cuenta de que Alejandro hacía realidad todas sus expectativas y fantasías románticas. Era comprensivo, atento y siempre la hacía reír.
Sin embargo, a medida que su amor crecía, también crecían las barreras entre ellos. Sofía provenía de una familia de clase media, mientras que Alejandro pertenecía a una familia adinerada. Aunque ambos intentaron ignorar las diferencias de clase social, se dieron cuenta de que esto podría afectar su relación en el futuro.
A pesar de las dificultades, Sofía y Alejandro decidieron luchar por su amor infinito. Juntos, buscaron formas de superar las barreras sociales y demostrar que el amor verdadero no conocía límites. Aunque el camino no fue fácil, su determinación y apoyo mutuo les permitieron enfrentar cualquier obstáculo.
Finalmente, Sofía y Alejandro lograron construir una vida juntos, superando las diferencias que los separaban. Aprendieron que el amor verdadero no se basa en la clase social o en las apariencias, sino en la conexión profunda y el deseo de estar juntos.
Y así, la chica universitaria apasionada por los libros de misterio y romance poético encontró su propia historia de amor. Con sus ojos heterocromáticos y su cabello corto, Sofía demostró que la belleza va más allá de la apariencia física y que el amor puede triunfar sobre cualquier obstáculo. Juntos, vivieron una historia de amor que perduró a pesar de sus diferentes vidas, demostrando que el verdadero amor es infinito.
Fin :):
El querer es poder y no hay quien pueda contra el deseo de poder ser feliz
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Cuentos para dormir y reflexionar
Randomvivimos en una sociedad donde se fomenta más el gustar por el físico que por la capacidad intelectual de cada persona...