•20 Razones por la cuál Kouyou no acepta a Dazai•[Soukoku]•

•Razón 8•

Traumo a Akutagawa

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Un pelinegro se encontraba caminando por la sede de la Port Mafia, si creo que adivinaron, no es más ni nada menos que Akutagawa Ryuunosuke, o también conocido como el perro de la mafia

El de mechas blancas había sido citado a la oficina de la ejecutiva, Kouyou

No tiene ni idea de por qué Ozaki lo llamo, pero sabía que debía darse prisa por qué a la mujer no le gustaba hacerse esperar

Tocó la gran puerta de la oficina de Kouyou y escucho un leve "Pase" sin más entro a la gran oficina de esta, no sin antes hacer una referencia a la mayor y sentarse al frente de esta

No iba a negar que estaba nervioso, por qué si lo estaba, el no es muy citado a la oficina de esta, las únicas oficinas que comúnmente va, son las de Chuuya y su jefe, Mori

— En que le puedo servir, Kouyou-San — Dijo el pelinegro formalmente

— Ryuunosuke — Llamo la mujer — Estás al tanto en la relación de mi querido Chuuya con el imbécil de Dazai?

El pelinegro se espero todo menos esa pregunta. Un poco desconfiado, por qué eso no era muy común

—. . . Si— Susurro Akutagawa

— Bien! — Dijo un poco ¿Alegre? La ejecutiva — Me puedes decir detalles de algo específico?

Akutagawa pensó un poco, dónde quería llegar Kouyou

— Claro

— Como Dazai, educaba cuando el era tu mentor — Hablo Kouyou

. . .

Oh. . .

A Akutagawa no le gustaba mucho hablar sobre esa parte de su vida, le parecía dolorosa y no le gustaba que las personas sintieran lastima por el.

El pelinegro no muy seguro, decidió mantenerse callado, no quería hablar esa parte de su vida

—Akutagawa, Cariño, se que es muy difícil hablar eso —Sonrio con amargura la peliroja — y también se que es muy egoísta de mi parte, preguntarte eso como si nada . . . Pero en serio necesito esa información. . . Claro, no te voy a obligar a decir algo que tú no quieres

El pelinegro estaba cabizbajo, no quería verle a los ojos, estaba en un debate mantel si decirle o no, pero ganó la primera opción

— Tranquila, Kouyou-San — Hablo el de mechas blancas — Se lo voy a contar. . .

Kouyou sonrió, Un poco satisfecha, y no dudo en ningún segundo y se acercó a Akutagawa para brindarle un abrazo, tenía que darle apoyo moral al pobre muchacho; seguramente iba a ser muy dicifil contarle, pero lo necesitaba.

El pelinegro empezó a contar cada detalle de su horrible vida desde que empezó la mafia, constaba cada detalle como el sufría con la presencia de Dazai, contando que su único apoyo era Chuuya y nadie más

Kouyou escuchaba atenta, cada que el muchacho bajaba la mirada ella lo abrazaba cada vez más fuerte, dando un apoyo para que el siguiera contando

— Y eso es todo. . . — Suspiro el de mechas blancas

— Gracias, Akutagawa — Agradecio la mujer brindándole una taza de té al menor y este lo acepto a gusto

— Y para que quiere esa información? Si simplemente puede ir a los registros de la Mafia — Dijo Akutagawa

— Si voy a los registros de la mafia no va a ser igual como me cuentes tu— Dió una pausa — veraz tu sabes que mi querido Chuuya empezó una relación con el desperdicio de vendas ,Verdad?

El menor asintió un poco desconfiado

— Es para separarlos, no quiero que. . . — Suspiro — Chuuya este a manos de ese hombre peligroso, solo lo quiero proteger. . . Pero el no lo entiende así que me propuse hacer una lista de las desventajas de Dazai, para demostarle que ese hombre no es el ideal y hay más pezes en el mar

Rio con amargura la mayor

Akutagawa entendía la situación se la mayor, sabía la persona que podía llegar a ser su ex-mentor, el tampoco quería que Chuuya sufriera por aquel hombre, que era el mismo demonio

— Lo entiendo, Kouyou-San — Dijo Akutagawa

— Gracias — Sonrió

Pasaron algunas horas desde el encuentro de Kouyou y Akutagawa, ahora estos dos estaban en el apartamento del enano pelirojo

—Razon número ocho — Dijo la mayor — Traumo a Akutagawa

El pelirojo suspiro cansado y en cambio el pelinegro asintió, confiado

— No lo voy a negar — Dijo Chuuya — yo también vi como Akutagawa sufría, pero . . .

La mujer sonrió victoriosa parece que su trabajo está dando frutos

—No lo voy a dejar —Dijo el de menor estatura

. . . .

Oh. . . No iba a ser tan fácil

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Gracias por leer!