Prólogo.

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Las luces neón, el olor a cigarro y alcohol y por supuesto la música a todo volumen fue lo primero que los recibió al entrar al lugar, la pista de baile siendo rodeada por una multitud y varias chicas bailando en el centro llamaron rápidamente la atención del ambos jóvenes.

—Hoseok, Hoseok, ve eso. —Taehyung zarandeó el brazo de su amigo con una expresión de sorpresa.

—Santa madre de Dios...—el castaño observó atentamente el lugar donde su acompañante señalaba, sí, sin duda alguna eso era lo que buscaban, dos hermosuras de piernas largas, piel bronceada y vestidos que con mucho esfuerzo lograban tapar la ropa interior, si es que tenían.

—¿Y qué esperamos? ¡Vamos! —los dos muchachos acomodaron rápidamente sus cabelleras y el cuello abierto de su camisas antes de comenzar a caminar de manera "seductora" hacia ambas mujeres. Seductora entre muchas comillas porque más que verse como latin lovers caminaban igual que Bambi recién nacido.

—Taehyung, yo digo que los angelitos se andan cayendo —Hoseok habló con una sonrisa pícara en su rostro, mientras se recargaba en el hombro del contrario una vez que estuvieron cerca—. ¿O por qué estoy viendo dos justo aquí?

La rubia y la castaña rieron con timidez.

—Imagínate, si así esta el camino, cómo estará el pueblo. —el menor asintió hacia su amigo mientras fingía que no veía a las dos muchachas frente a él.

—Hay que averiguarlo —sonrió el castaño, acercándose aún más a las féminas—. Hola chulas, no sabía que en este pueblo aún habían preciosuras como ustedes.

Una de las chicas soltó una risa nasal.

—De hecho, somos turistas.

—Con más razón, no sabía que allá afuera habían chiquillas tan lindas.

—Tampoco sabíamos que habían hombres tan apuestos por aquí.

—Bueno, ya que se echaron un taco de ojo, sigue uno de lengua, ¿o no?— Hoseok alzaba ambas cejas con coquetería.

—Ora, primero invitales aunque sea un jugo, no manches. —Taehyung que estaba presenciando todo codeó al otro.

—Cierto, lo siento, que maleducado de mi parte, antes del taco de lengua primero hay que pedir un chesco —el mayor asintió acomodando por segunda vez su camisa—, ¿qué les gustaría tomar?, mi compa y yo invitamos.

Las dos mujeres se miraron entre sí.

—Yo digo que una copa de vino tinto no caería mal.

—Ay, guapa, me saliste cariñosita.

Todos se acercaron a la barra donde el bartender hacía malabares y distintas maniobras con la coctelera en la que preparaba los tragos.

—Buenas noches damas y caballeros, ¿qué se les ofrecería? —el hombre se acercó a ellos aún sacudiendo el vaso de metal con líquido dentro.

—Dos copas de vino tinto y, ¿cerveza, Taehyung? —Hoseok esperó la respuesta de su compañero, sin recibir ni un sonido— ¿Taehyung?

El chico con una mirada de confusión volteó a ver al contrario.

—¡Kim Tae... —las palabras quedaron suspendidas en el aire al momento en que el castaño vió lo que su amigo observaba con tanto interés.

Una chica, pero no una común y corriente, era un deleite para la vista, la mini falda de cuero color negro, las botines del mismo color, una camisa blanca que dejaba mucho a la imaginación y esa cabellera pelirroja era el toque perfecto para todo lo mencionado anteriormente, una verdadera diosa.

—Papantla, tus hijos vuelan —soltó en un suspiro el mayor, completamente hipnotizado por la figura de la joven que se encontraba de espaldas, bailando alegremente con quien parecía ser su amiga.

—Hoseok, ahorita vuelvo, papá tiene que atender asuntos —Taehyung sacudió su vestimenta e intentó caminar, intentó porque las dos manos pesadas de Hoseok lo detuvieron.

—Nah, el único que tiene que atender asuntos aquí soy yo —corrigió el castaño.

—No lo creo, mi hermano, yo la vi primero.

—¿Y luego? Con verla no las vas a marcar como tuya.

—Colega, compadre, amigo del alma, vete allá con tu rubiecita y tu morocha y deja a los expertos maniobrar, ¿sí?

El pelinegro comenzó a caminar rápidamente hacia las otras dos muchachas.

—No lo creo.

Hoseok se adelantó, estando a pocos pasos de ambas féminas, cuando sintió una fuerza llevarlo hacia atrás; Taehyung lo miraba desafiante, alzando una ceja.
Y así iniciaron una pelea de jalones mientras intentaban llegar a las chicas, y justo en el momento en que el pelinegro se estampó contra la espalda de la pelirroja se dio cuenta del "pequeño detalle" más humillante y de alguna manera triste.

—¡¿Eres hombre?!

"Te propongo esta noche al amor darle oportunidad, olvidar lo pasado y entre luces y música bailar..."

Mr. StraightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora