Los lugares sagrados siempre han sido lúgubres, marcados con decoraciones divinas ante ojos de creyentes
Las iglesias eran hermosas ante la sabía palabra que conlleva la arquitectura
Gruesas paredes de adoquines conformaban cada peldaño cubierto por el fino forro de imágenes sagradas
Así se vería el cielo ¿no es así?
La media noche se acercaba, y las enormes puertas de la iglesia cerrarían pronto, haciendo que los últimos pecadores se marcharán del lugar con lagrimas en los ojos después de rogar un perdón a todos sus actos despreciables
El eco era presente con cada pazo de aquella dama, escalofríos recorrían cada parte de su cuerpo, el eco de su caminar y los rezos era lo único audible en el sagrado lugar
—Señor... la iglesia cerrará sus puertas dentro de poco, se rumora que últimamente han ocurrido saqueos en la zona, solo queremos prevenir... ¿Tomará posada o se retirara a su morada?—Pregunto calmada, sonriente, amable, características específicas de las monjas, la representación de paz era aquella joven mujer
—Hermana Elizabeth... por hoy decidí tomar posada ¿me permitirían albergarme por esta noche?—Pregunto con una sonrisa tranquila
Un frío estremecedor recorrio su columna, aquel hombre de sonrisa amable le anuncio un mal presagio
Tenía los ojos del maligno
—Por supuesto caballero, ¿Le molestaria apoyarme con la entrada de la iglesia?—Pregunto sonriendo, eran pequeñas cosas que pedía la iglesia a cambio de dar posada
Aquel hombre asintió levemente con la cabeza y se paro de aquella fria banca de madera, atrancar la puerta no fue difícil, simplemente aquella madera era demasiado pesada
—Hermana Elizabeth... Gracias por su hospedaje—Dijo reverenciandose ante ella, demostrando su gratitud
—No debería darme las gracias a mi, al final de cuentas, las puertas de la casa del señor siempre estarán abiertas ante los necesitados de su ayuda—Nuevamente hablo sin borrar aquella sonrisa de su cara, guiandolo a través de la iglesia hasta los cuartos donde se albergaria—Qué pase una linda velada Dostoievisky
—Antes de descansar...¿Por que no soy de su agrado?, ¿encuentra algo desagradable en mi persona? —Su voz era amable, calmada, -había descubierto su leve desconfianza- aunque en lo profundo de aquel sonido, la monja sentía que algo no estaba bien
—No es así... Solo siento que el señor me da señales divinas a través de su ser, tal vez sea un mal presagio o una futura salvación, no lo se—Ablo cabizbaja, apenada y señalando al señor sobre su pensar del ruso
—Le deseo una linda velada, hermana Elizabeth—Con audacia tomo la mano de la mujer, besando levemente su nudillo para después desaparece dentro dd la habitación
Elizabeth quedo estática, el palpitar de su corazón se acelero de una manera casi profana
El ruso era la representación del maligno
Con pasos lentos se dirijo hasta el sacerdote de la iglesia, la máxima autoridad dentro de aquella constitución
Ella era una mujer joven y curiosa hasta no más poder, necesitaba de la sabiduría de aquel hombre mayor a ochenta años
Necesitaba saciar su curiosidad
—Padre, ¿lo interrumpo?—Hablo desde afuera del confecionatorio, aquel hombre tan viejo como la iglesias nego e invito a la monja a pasar
—Sabía que eras un peligro para mi cansancio, pero aun decidí manterte como hermana, ¿cules son tus motivos para interrumpir mi rezo? Pequeña Elizabeth—Y a diferencia de todo aquel con quien convivia, con aquella Monja era distinto, sabia de la curiosidad intensa de ella, la soportaba y saciaba
Era la mas pequeña entre la constitución religiosa de aquella iglesia
—Padre... He tenido curiosidad, se que es malo esto pero... ¿Por que el señor Dostoievisky se a alojado durante varias noches?, se que no carece de necesidad ni alimento—Pregunto sentándose en la banca mas sercana—Incluso sus ropas parecen de la mayor calidad posible, no es nada comparada con la de los sastres de el pueblo
—Pequeña Elizabeth, ¿No has notado que el es extranjero?—Dijo con obviedad, sentándose a la par de la joven monja—El es un hombre Ruso que esta de paso aquí por sus creencias biblicas, según los aldeanos, el llego a enseñarle a los niños artes difíciles de conocer en esta comunidad
—Extranjero... Aun así padre, el me provoca... Incertidumbre, suena a un hombre grato y bondadoso, pero hay algo en el que no me inspira confianza—Dijo con la mirada baja, sintiéndose culpable por juzgar a aquel hombre sin siquiera saber mas allá de su nombre
El padre solo solto un suspiro, levantándose del asiento, una mirada reprendedora fue dirigida hacia la joven
—Pequeña Elizabeth, sabes que esta mal visto por nuestro Señor juzgar a ciegas—Un pequeño golpe fue depositado en la cabeza de Elizabeth—Pero estas aquí para saciar tu curiosidad, dime pequeña ¿Por que no te inspira confianza el joven dostoievisky?
—Hay algo en su mirar que me inspira parte del maligno—Fue honesta, teniendo en cuenta un posible regañó por parte del sacerdote
—El joven Dostoievisky es poseedor de una habilidad—Un leve jadeo salio de la monja—El a jurado ante nuestro Señor que haría qué toda habilidad existente desapareciera, siente que su cuerpo morira profano si sigue manteniendo aquella habilidad consigo
Elizabeth no oculto su sorpresa, desde pequeña le han inculcado que las habilidades son manchas del maligno para profanar almas puras, para así arrastrarlas al infierno sin importar la bondad o maldad de cada ser humano que las poseía
—¿Deseás saber algo mas pequeña Elizabeth?
—No padre, eso es todo, que pase una agradable velada—Dijo poniéndose de pie, haciendo una pequeña reverencia en forma de respeto y despedida
—Lo mismo para ti pequeña, y una ultima cosa, yo al ser un ansíanos sabio puedo satisfacer tus curiosidades—la mirada del sacerdote se oscureció mientas un brillo cargado dd tristeza aparecía en su mirar—Pero trates de saciar tu curiosidad con alguien ajeno a ti, el mundo esta lleno de personas malas, protegete de ellas pequeña Elizabeth, por que no siempre estare para protegerte
Elizabeth asintió y se despidió una última vez del sacerdote, el camino a su habitación fue eterno y tortuoso, su mente estaba echa un lío
Con la mente perdida decidió ir a su habitación a descansar, era bastante tarde y ella tendría que hacer el almuerzo con la compañía de aquel extranjero
°¬°¬°¬°¬
Hey, tamos de vuelta
Han pasado cosillas pero entre ellas esta que recupere mi inspiración de escritora, estoy feli, por quz incluso mejorado en mi forma de narrar
Un año sin usar mi cuenta...
En fin, estoy fine con esta historia por que es fyodor y me gusta mucho, espero que les guste aunque dudo actualizar seguido, ya que mi chamba le deja super cansada
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𝑬𝒑𝒊𝒇𝒂𝒏𝒊𝒂 (ғʏᴏᴅᴏʀ ᴅᴏsᴛᴏɪᴇᴠɪsᴋɪ x ᴏᴄ)
أدب الهواة-"Tan crueles las casualidades del Señor" Fyodor Dostoievisky es una incógnita con piel de santo, dispuesto a investigar sobre el libro que reescribe la realidad llega a un pueblo de habitantes contados, donde caerá ante la curiosidad de la hermana...