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Un pequeño Omega triste se levantaba de aquella cama fría, esa dichosa cama la compartía con un oso castaño, su osito

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Un pequeño Omega triste se levantaba de aquella cama fría, esa dichosa cama la compartía con un oso castaño, su osito.

Ese oso Alfa se empezó a comportar cortante, ya no estaba con el, no llegaba a dormir, no le hacía caso, nada, es como...si no le importara.

Pobre.

Bajo las escaleras de mala gana con un puchero, esperanzado de poder encontrar a su osito en la cocina, aunque sea comiendo algo pero por suerte suya si lo encontró, estaba en el sofá viendo la televisión.

Se emocionó al verlo y corrió hacia el abrazándolo por detrás pero fue quitado por el alfa.

alejate, ¿qué quieres Quackity?—

Dice el rubio quitando las manos del Omega de su cuello para así voltear su cabeza y mirarlo aunque sea de re-ojo.

solo he venido a decirte los buenos días, hace mucho no vienes a casa y te extrañe mucho..—

El alfa se levantó y se dirigió hacia el pequeño agarrándolo de los hombros así apretandolos un poco fuerte recibiendo un chillido leve del pato.

yo me la paso trabajando para darte una vida, una vida que mereces, no debes de reprocharme, ¡¿yo trabajo por ti y tu me reclamas por llegar tarde?!, me desvelo y gasto de mi tiempo ¡por ti¡—

La voz ronca del oso hizo que el azabache se estremeciera.

y-yo ya cumplí con mi carrera, p-puedo ayudarte con el dinero y no depender de ti—

Dios, eso lo enojo más.

Rubius le dio un golpe al pequeño Omega haciendo que retroceda y caiga al suelo debido a la pérdida de su equilibrio.

Su Omega se decepcionó al ver como su Alfa que antes era cariñoso lo golpeó, ¿por qué? Solo no quiere depender de él.

escuchame bien Omega inútil, yo trabajo tú haces labores de casa, y punto—

El mayor se inclino un poco y en eso Quackity vio una marca roja en el cuello del oso haciendo que en su pequeño corazón se haga una grieta.

El omega le dio una patada al oso en su pierna izquierda recibiendo un quejido.

Rubius se desespero y agarro al menor de sus cabellos así arrastrandolo por el suelo hasta dejarlos afuera del departamento.

El de orbes verdes cerro la puerta con seguro.

¡te quedaras ahí hasta que aprendas a respetar! ¿¡oíste pato inútil!? —

Camino al sofá para sentarse de nuevo  mientras que el mexicano estaba suplicando y tocando la puerta, en repetidas veces le hablaba al Alfa por su nombre y soltaba chillidos pero solo recibía un:

ׅㅤׄㅤ⸼ㅤׅㅤ୨ Quackity x Bowll ୨ㅤׄㅤ⏜͡︵ㅤׅㅤׄㅤ(portada Nueva) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora