Biblioteca

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Abrí la puerta de mi casillero y cogí algunos libros. Me quedé mirando durante unos momentos mi móvil para después cerrar de un portazo la puerta y dejarme apoyado sobre el casillero. Me coloqué mejor la gorra y suspiré mientras pensaba que podía hacer. Tenía un examen muy importante, me estaba jugando la vida, si lo suspendía tendría todo el curso suspendido... y yo no quería eso. Pero el examen era demasiado difícil, y encima el profesor no era muy bueno explicando como para poder haber entendido algo. Di una pequeña patada y volví a suspirar. Las clases ya habían acabado y no sabía que tenía que hacer. Por mi mismo no conseguiría poder aprender algo para el examen.

-Jimin hyung- Levanté la vista y le hice una señal de saludo a mi compañero- ¿Desesperado por el examen final de Matemáticas?

-Primero, ¿cómo quieres que no esté desesperado por el examen final?; y segundo... no es de Matemáticas. TaeHyung será mejor que empieces ha atender en clase- Él abre los ojos.

-¿Qué, no es Matemáticas?- Niego con la cabeza- Y yo que estaba contento porque entendía algo.

-Tenías hecha ya la chuleta, ¿verdad?- Me da un codazo.

-Como me conoces- Comienzo a reír- ¿Entonces cuál es?

-Biología- Vuelvo a recordar lo mal que estaba antes por culpa del examen y caigo de nuevo en la depresión.

-No es tan malo.

-No sirve con que te sepas muy bien la anatomía del hombre- Se me queda mirando como si no estuviera en este mundo, aunque suponía que me estaba escuchando- No quiero saber que es lo que hacéis Hoseok y tú.

-Jugamos.

-Ya, ya... el tema del examen es de la genética.

-¿Lo de los guisantes?- Asiento aunque miro extrañado a mi amigo cuando comienza a dar pequeños saltitos con los ojos iluminados- Eso no es tan difícil, hyung- Arqueo una ceja- Vente luego a mi casa para estudiar y cogemos unos guisantes para hacer el experimento.

-¿Qué experimento quieres hacer ahora? No hace falta, todo te viene en el libro.

-Pero quiero comprobar si es verdad- Ruedo los ojos.

-Te llevará mucho tiempo.

-No, lo intentaré tener listo para mañana- Me incorporo y comienzo a andar.

-Pues suerte.

-¿Dónde vas?- Me grita sin moverse del lugar. Los chicos que pasaban se nos quedaban mirando. TaeHyung a veces es muy ruidoso.

-A la biblioteca, no quiero que nadie me moleste.

-¿Qué? ¿Tú vas a ese lugar?

-No te creas que la biblioteca está llena de empollones y personas raras- Hago un señal de despedida mientras comienzo ha andar.

-Deja de ser tan aburrido- Le enseño el dedo del medio sin dejar de caminar- Yo también te quiero, cariño.

Al llegar a la biblioteca cogí un asiento que estaba cerca de un estante lleno de mangas y comics. Si me aburría tendría algo con que entretenerme.

Saqué el libro de Biología de mi mochila y lo posé sobre la mesa. Suspiré al comenzar a leer aquel tema de Biología que tenía que estudiar. No tenía muchas ganas de ponerme a repasar para el examen, pero era mi obligación si quería aprobar esta asignatura. Seguro que TaeHyung está ahora haciendo tonterías mientras come algo, y yo aquí... tengo que prestarle más atención a esto, no debo de entretenerme con cualquier cosa.

Comienzo a leer seriamente el tema, pero unos ruidos no muy lejos de mí se entrometían en mi concentración, intenté ignorarlos, sin embargo me era inútil. Miré de dónde procedían aquellos sonidos y comprobé que en una mesa no muy lejos de mí habían unos tres chicos molestando a otro, que no había visto nunca. Los tres chicos los conocía de estar en la misma clase que yo y había mantenido en alguna ocasión una conversación con ellos, aunque no me gustaban para nada. Son los típicos gamberros que no saben más que meterse con otras personas para sentirse grandes ante otros. Me quedé mirando durante unos segundos como mis compañeros empujaban al otro chico que estaba sentado intentando leer un libro, y no solo eso, también le decían cosas que no lograba a escuchar con total claridad. Cómo no podía aguantarlo más me levanté de mi asiento y me dirigí hacia ellos con un paso decidido. Mis cosas las había dejado sobre la mesa, menos mi móvil, y tenía que estar cada dos por tres vigilando por si acaso me robaban algo. Los chicos dejaron de reírse cuando me vieron frente a ellos, el otro tenía la mirada sobre el libro y no atendía a nada más.

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