(Se recomienda leer después de Hasta que las estrellas dejen de brillar pero no es necesario para entender la historia).
Cualquiera que ve a Allan White piensa que su vida es perfecta y que no hay dolor en su corazón, pero la verdad es que solo fin...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Algo que nunca imaginé es que el sexo con Allan fuera tan bueno.
Bueno, miento, sí lo imaginé pero vivirlo es algo completamente diferente. Allie se rio en mi cara cuando ella y Zack llegaron y nos vieron salir de la habitación despeinados y con las mejillas rojas.
Incluso ahora, varios días después, sigo sonrojándome al pensar en Allan desnudo moviéndose sobre mí. Creo que él no se da cuenta de lo atractivo que es, o de la forma en que sus músculos se tensan con cada movimiento.
—Hey, ¿en qué estás pensando?
Sacudo la cabeza y lo miro. Se supone que estamos viendo Diario de una pasión pero mi cabeza no coopera.
—En… —Piensa rápido, Mica. Tú puedes—. En lo buena que es la película.
Él sonríe de esa manera que hace que me quede sin respiración.
—¿Ah, sí? ¿Entonces por qué tienes las mejillas rojas?
Trago saliva.
—Noah es muy atractivo.
—No lo creo.
—Pues yo sí.
Él sacude la cabeza aún con esa sonrisa en los labios.
Va a matarme.
¿Causa de muerte? Oh, es que su novio era demasiado bello.
—¿Sabes? —Dice, acercándose hacia mí—. Zack y Allie no van a regresar hasta la madrugada.
Todo mi cuerpo se tensa de la mejor manera.
—Oh.
—Sí. Hay una fiesta no sé dónde. —No respondo porque su mano ha comenzado a deslizarse por mi cuello rumbo a mis pechos—. Así que somos solo tú y yo durante las próximas horas.
—Eso es… interesante. —Sueno como si me faltara el aire.
Si quería decir algo más, el pensamiento se deshace por completo en el momento en que sus caricias bajan hasta que roza mis pezones por encima de la blusa que llevo puesta.
—Sí. Muy interesante.
Algo que me encanta sobre Allan es que aprende rápido. Puede sonrojarse y parecer tímido en ocasiones pero tiene mucha confianza dentro. Y la está sacando toda conmigo.
Me toca por encima de la ropa hasta que no aguanto más y le pido que me la quite. Él ríe entre dientes pero acata la orden. Mi camiseta acaba en un rincón y mi sostén en otro. Sus labios dejan un beso debajo de mi oreja, otro en mi mandíbula, en mi garganta y entre mis pechos. Luego, se decanta por el derecho y lo introduce en su boca. Ahogo un gemido.
Allan trabaja en ese pezón mientras que con la mano le da atención al otro. Mis manos están enredadas en su cabello. Me encanta tocarlo. Abro la boca para dejar salir un suave jadeo pero entonces alguien toca el timbre. Allan y yo nos miramos paralizados y luego nos separamos a toda prisa. Yo busco mi sostén y mi camiseta pero solo encuentro la camiseta así que me la pongo a toda velocidad. Allan, por su parte, intenta acomodarse el cabello sin éxito.
Se aclara la garganta y va a abrir la puerta. Desde aquí no alcanzo a ver quién está del otro lado pero sí que sus hombros se tensan.
—¿Qué hacen aquí? —pregunta, seco y sorprendido.
Una voz mayor y un poco melosa responde:
—Te extrañábamos. Además, te dije que quería conocer a tu novia.
Y, sin siquiera esperar que él la invite a pasar, la mujer que no tengo dudas es su madre entra y se para a mitad de la sala. Su esposo mira a Allan como pidiéndole perdón y también entra. Mi novio cierra los ojos y tira la cabeza hacia atrás pero luego se recompone y cierra la puerta. Camina hasta mí y entrelaza nuestras manos.
Es entonces cuando su madre me nota.
—Oh. Tú debes ser Mica. Yo soy Lauren, la madre de Allan. Y él es mi esposo, Dominic. Teníamos tantas ganas de conocerte.
Me sonríe aunque se ve un poco forzada y yo me maldigo internamente.
Genial. Estoy conociendo a los padres de mi novio sin sujetador y sonrojada luego de que este me tocara los pechos. Solo yo podría tener tan mala suerte.