Ella no aguanta el alcohol. Pero él no se queja

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Los años de casado le habían enseñado algo a Gintoki con respecto a su esposa: Nunca iba a acostumbrarse a beber alcohol. Simplemente no había forma de que con sólo un par de gotas ella se volviera... intensa. Lo que sin embargo pudo lograr, fue que aquella intensidad fuera redirigida, y que ella pudiera agotar su energía de Terminator borracha y saciar sus impulsos de una forma mucho más placentera para él.

Dicho proceso fue tan desafiante como satisfactorio, al menos cuando pudo cosechar los frutos de dejar de ser revoleado prácticamente como un muñeco de trapo en los "juegos" de Tsukuyo, y con humor podía considerar que se había convertido en uno con fines sexuales. Su esposa en estado de ebriedad no conocía las palabras dulces, aun así, en algún rincón de su mente recordaba que lo amaba y lo daba todo de sí para complacerlo. Lo daba todo, y de él no quedaba nada, pero estaba bien, al menos eran unas cogidas inolvidables.

El día de su cumpleaños número treinta y cinco, la lección fue que no importaba hacía cuánto tiempo estaban juntos, ni cuántas veces habías hecho el amor de manera apasionada o salvaje, todavía tenían mucho por experimentar y había nuevas formas de conocer un nuevo nivel de placer, o como en esa ocasión, que aquello fuera de la mano de no poder mover siquiera un músculo por un par de horas, y de redefinir algún que otro concepto que tenía a la hora del sexo. En particular, lo volvió mucho más humilde al respecto.

Él se encontraba relajado en el sofá leyendo la revista Jump, en la casa en la que vivían desde que habían empezado a convivir en cuanto se habían comprometido, un año antes de casarse. Si bien era un perezoso de alma, el ser un hombre casado lo había vuelto un tanto más responsable y considerado en cuanto al trabajo, al menos para no malgastar el dinero y causarle dolores de cabeza a Tsukuyo, que era tan workaholic como siempre y buena parte de las cosas de la casa las habían comprado gracias a sus ahorros.

Ahora bien, era una regla implícita que él se tomaba el día libre de su cumpleaños, por lo cual vagueaba sin culpa todo el día en la casa, iba a darse el gusto de llenarse el estómago de dulces, y hasta se permitía gastarse unos billetes en el pachinko, al menos en las horas en que Tsukuyo estaba fuera trabajando, ella no le encontraba el sentido a tomarse el día libre por el cumpleaños de su esposo.

Esa mañana, ella lo había consentido con un abundante y excesivamente dulce desayuno en la cama –comprado, por supuesto–, luego de haberlo despertado con un dedicada mamada, por lo cual ya consideraba que había comenzado un ciertamente feliz cumpleaños para él. Para asegurarse estar desde la tarde-noche en casa para seguir acompañándolo y festejarle el día, Tsukuyo se fue a trabajar a Yoshiwara después del desayuno. Desde ese momento, Gintoki se entretuvo entre relajar en la casa, y hacer una visita a Kabuki-cho, donde sus amigos también se asegurarían de consentirlo y hacerle algunos regalos.

Más o menos al horario que estimaba que su mujer regresaría, volvió a su casa, y luego de darse una ducha, pasó ese rato leyendo su revista favorita. Cuando una hora después oyó la puerta principal abrirse, cerró la revista y se levantó del sofá, dando unos pasos hacia la entrada para recibir a Tsukuyo. Sin embargo, en cuanto la vio se detuvo en seco, percatándose de algo que definitivamente no era con lo que pensaba encontrarse: Pasos ligeramente arrastrados y las mejillas sonrojadas, además de una sonrisa demasiado amplia en cuanto se miraron a los ojos.

- Feliz cumpleaños, Ginntokiii –Saludó la rubia mientras se acercaba a él, evidenciando su ebriedad al arrastrar las palabras.

- Gracias, honey –Un ligero escalofrío lo recorrió. Le llamó la atención una caja alargada caja que ella traía en la mano– Uhm... ¿Por qué estás...? No, quiero decir, ¿qué traes ahí?

- Tu regalo. No te quiero arruinar la sorpresa, pero es un sake añejado de mucha calidad. Está bueno, créeme, lo probé.

- Sí, puedo creerte...

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2023 ⏰

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Su "honey" es una Terminator sexual borrachaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora