Capitulo 5

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— Mi mamá vendrá, eso lo aseguro. — contestó segura. Estaba en videollamada con Renata, ya se habían disculpado y volvieron a ser mejores amigas como si nada hubiera pasado.

— Lo noté, está haciendo un sorteo en el colegio, así puede pagarse el pasaje.

— ¿Qué?. — Se levantó de su cama y quedó atónita.

— Lixie, aquí aumentó todo. Hasta los pasajes salen carísimos, y te hablo de más barato. — contestó.

— ¿Cuando son los votos a presidencia? Ese viejo no hace nada para el país, Dios mío.

— No lo sé, pero desde hace días notó a tu mamá que trabaja el doble, hasta Richard. Pide horas extras en el colegio. Y se ven cansados.

Con lo que le dijo la dejó aún más pasmada, ¿De verdad están haciendo eso por ella? Se preguntaba. Lo que menos quería era que se maten trabajando por sus caprichos, por una simple bofetada. Se dió cuenta que estuvo mal, pero a Taylor la detesta demasiado.

— Debo… debo pensar, después hablamos. — Cortó rápidamente la llamada, se acostó nuevamente y cerró los ojos, así estuvo casi dos horas. No sabía que hacer.

¿Debería disculparse? ¿Debería quedarse ahí hasta que el dinero de su mamá se acomode? Sería duro convivir con Taylor, más si solo se la pasamos peleando…Iniciando por Lixie, que pelea hasta con su propia sombra. Así que no queda otra que convivan de la mejor forma.

Saltó de la cama y se dispuso a buscar a Taylor por toda la casa. Hasta que la encontró cortando algunas frutas.

— ¡Taylor!. — alzó la voz.

— ¡Dios, por favor!. — Brincó, soltando el cuchillo. — Me asustaste…

— Lo siento, también por lo de susto. — dijo con la cabeza hacia abajo.

— ¿Eh? No entiendo.

— Lo siento, por lo mal que te traté ese día en el cual…tu me bofeteaste. — Hizo una pausa, Taylor quiso hablar, pero la interrumpió. — Estuve mal, lo sé, y si estuviera en tu lugar, también golpearía a una chica como yo. No lograba, y no logro superar lo de años, y no sé si te puedo ver cómo mi mamá. Pero prometo poner de mi parte, así convivimos bien.

— Ay dios… — Agarró de su hombro para llevarla hacía ella, y la abrazo. — Haré lo posible, te lo prometo…

Era una sensación rara su abrazo, le causaba incomodidad, ¿asco? y miedo. Pero por otro lado sintió su calidez, su ternura y su olor a mamá.

— D-de acuerdo. Y-yo tengo que… ¿Qué pasó con tu dedo?. — Cambió de tema. Ella se vió tranquila, y vio el cuchillo.

— Ah, cuando me asustaste, cayó de punta. — respondió.

— ¡Oh, lo siento! Déjame verte. — dijo, mientras agarraba de su mano.

— No, no. Estoy bien.

— Debes ponerte una curita, buscaré una. — dijo, yendo hacia el botiquín del baño principal. — Aquí hay una, dame tu dedo. — Agarró otra vez su dedo, puso agua desinfectante, sopló y puso la curita. Taylor la miraba en el proceso con ternura. — Listo, ahora estás bien.

— Gracias… — susurró, mientras veía su dedo.

— No hay de qué, te veías mal. — dijo, se dió vuelta y se fue. — ¿Qué fue lo que hice?. — susurró, mientras ponía sus manos en su frente.

Volvió a su habitación y quedó ahí todo el día, no sabía que decir o que hacer al respecto de su disculpa con Taylor.

— ¡Joe!. — Taylor alzó un poco la voz al ver a su novio entrar a casa, y lo abrazó.

— ¿Que sucede? Nunca vienes tan alegre.

— Se arregló todo… Se disculpó por sus actitudes, y que pondría de su parte para que convivamos bien. ¡Se arregló, amor!. — dijo alegre, lo abrazó y lo besó.

— Estoy feliz de ti, no sabes cuanto. Que tal…¿La llevamos a comer? Iremos a un restaurante delicioso.

— Estoy de acuerdo, la buscaré. — respondió sonriendo, y fue rápido hacia la habitación de Lixie.

Antes de tocar, escuchó que hablaba por teléfono. Al escuchar la voz de Alicia, decidió seguir escuchando.

— Sí, mamá. Ya me disculpé con esa mujer, lo haré hasta esperarte. Te juro que cuando vengas, no la quiero ver más.

— Lo sé, pero ya buscaré la forma en pagar el boleto e iré rápido a buscarte. — Escuchó. No quería saber más, así que tocó la puerta.

— Debo colgar. Te amo mucho. — Cortó, y tomó aire. — ¡Adelante!.

Taylor abrió la puerta y le regaló una sonrisa de boca cerrada.

— Hola…No saliste desde la tarde de la habitación, y pensé en salir a comer algún lugar, junto con Joe. Ah, si tú quieres, ¿No?.

— Amm, de acuerdo. Solo espera que me cambie y nos podemos ir. — dijo, levantándose de su cama un estirándose.

— Te esperamos abajo. — Terminó de hablar y cerró la puerta rápidamente.

Fue al baño lo más apresurada que pudo y cerró la puerta con llave, quería un rato para ella. Se sentó en el piso, llevando sus rodillas al pecho y cubrió su cara que ya estaba llenas de lágrimas, no paró de llorar. Creyó que Lixie lo había hecho para que sean al menos amigas, pero ni eso pudo ser. "¿De verdad Lixie me odia demasiado?" se preguntaba. Llevarse bien con ella sería un gran caos.

Al salir, escuchó a Joe y Lixie hablar, parecía entretenida su charla. La risa de Lixie le causaba un millón de emociones, amaba tanto a esa pequeña.

— Entonces, ¿En Colombia comen eso? ¿Es enserio?.

— Claro, es riquísimo comer chocolatada caliente con queso derretido, debes probarlo. — dijo, muy contenta.

Taylor limpió sus lágrimas y salió con una sonrisa.

— ¿Ya están? Vayamos. — dijo, fingiendo felicidad.

— Sí, hace media hora estoy preparanda. — contestó Lixie, cambiando su humor.

— Vayamos, entonces. — dijo Joe, agarrando las llaves de su auto y se fueron.

Fue incomodo todo, desde que entraron al auto, hasta cuándo estaban cenando. Taylor se dió cuenta que los paparazzi los estaban siguiendo. La noticia de Lixie salió realmente rápido en tan solo dos semanas, todos querían saber quién era esa chica quien vivía con la gran cantante. Hasta en el nuevo colegio de Lixie iban escondidos. Ahora debian estar alerta para que nadie sepa quien es esa chica.

— Joe… — susurró Taylor. — Tenemos que irnos, nos están rodeando.

Rápidamente, Joe fue a pagar la cuenta, mientras Taylor guardaba sus cosas y le avisaba a su hija que se tenían que ir.

— ¿Por qué nos vamos? Está hermoso el día. — Negó en levantarse de su asiento.

— Lixie, debemos irnos ya. Después te diré que pasa.

— No lo haré, hasta que… — Ya era muy tarde, los paparazzi escondidos ya habían salido a rodearlos.

Los flash dejaban visca a Lixie, estaba asustada, no sabía porque de pronto aparecieron mucha gente con cámaras.

— ¡Vámonos, Lixie!. — alzó la voz Taylor. La gente hablaba en unísono muy fuerte. Lo único que pudo hacer, fue agarrar la mano de Taylor.

Lixie asustada, abrazo la cintura de Taylor, acurrucándose en ella. Mientras la rubia la cubría con su abrigo. Buscó a su novio, pero no sabían dónde estaba, hasta que él agarró su mano y se fueron apresurados.

Seeking your forgiveness...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora