Déjame Llorar

111 9 5
                                    

Por ti... Por ti mi vida ha dejado de tener sentido.

Ya es de noche y el cielo está despejado, todo está en silencio y solo una pequeña linterna alumbra el lugar. 

Desde hace tiempo mi rutina ha pasado a ser monótona, siempre ha sido lo mismo, despertar toda las mañanas e ir a comer algo, con muy pocas ganas y nada de apetito, luego de eso, vengo a nuestra habitación y observo el mundo desde la ventana. Ha pasado un año y dos meses desde que abandonaste este lugar. Aquel lugar donde nuestra vida, o gran parte de ella, ha transcurrido. Me he hundido entre mi propia miseria y angustia, ahogándome en mi propio temor e inutilidad. Cada día estoy más delgado y enfermo. Ya no tengo color, es como si eso de mí se hubiese ido, parezco un personaje de algún programa a blanco y negro, triste y depresivo. E igual el mundo parece ser ahora sí, sin color, todo es gris.

Si, te note extraño, pero solo conmigo, con los demás parecías ser el mismo ser radiante de siempre, alegre, burlón, carismático, con todos menos conmigo, y quise saber porque esa actitud de repente. Es como si temieras tocarme o si quiera mirarme. Es como si al final me repudiaras. Como decía, el rojo y naranja que siempre pintaba el otoño, había desaparecido, como si cada estación fuese siempre invierno, gris, lluvioso y frio. Tan frio como tú en los últimos días que pasaste al lado mío. 

Éramos los típicos gemelos, siempre unidos y como fotocopias, vestidos igual y actuando igual. Al crecer tuvimos gustos diferentes, cambiamos mucho en cuanto a look, pero la unión iba fortaleciéndose más y más. Tanto, hasta el punto de rayar lo insano, lo indebido, lo prohibido. Eras tan sobreprotector conmigo, celoso, y orgulloso también. Siempre estabas para mimarme y atenderme. Para complacer mis caprichos y entregarme todo. No supe si fui egoísta contigo, tanto para que te marcharas sin avisar, sin decirme, sin advertirme. Ni siquiera una carta has dejado, ni una pizca de desprecio, simplemente te desvaneciste de mi vista. El silencio inunda mis oídos horriblemente. 

Muy pocas veces me vuelvo a ver la habitación porque las punzadas en mi corazón se vuelven cada vez más agresivas. Mucho más de lo que son cada día. La soledad me acompaña desde la fecha. Estoy seguro que nuestros padres están tan destrozados por tu partida, pero no tanto como yo, ellos aguardan la esperanza de volverte a ver, pero algo dentro de mí dice que es mejor perderlas. Algo me dice que te has ido de todo lugar, que es imposible verte de nuevo, y no sé porque... Espero cada noche, igual que esta, que al menos me digas, de alguna forma, si en serio vale la pena mirar todos los días por la ventana con la vana esperanza de verte, o es mejor que me rinda como he querido hacer todo esté tiempo. 

Han buscado por todos lados tu rastro, pero no ha habido señales, absolutamente nada. Yo mismo hice la búsqueda, en todos los lugares posibles. En el parque de nuestro antiguo vecindario, donde siempre jugábamos cuando éramos pequeños; en el cine del gran centro comercial, donde compartimos tantas risas y lágrimas viendo infinidad de películas; en la plaza donde íbamos de vez en cuando a cantar; en el puente donde el benevolente ambiente nos envolvía; en la casa de cada uno de nuestros amigos, afligidos por tu ausencia; en el patio, donde compartimos momentos fogosos; en el lago fuera de la cuidad, donde hicimos cuantas travesuras posibles. Y en ningún lugar te encontré... El shock fue tan fuerte, que me volví tan inexpresivo, como un muerto. 

Es como si cada vez que quisiera mostrar alguna expresión algo me detuviera, no sé qué pueda ser... Contigo siempre fui tan expresivo, tan sincero. Tengo miedo que rompan mi corazón de nuevo si dejo ver mi tan obvia fragilidad. Tampoco debí hacerme dependiente a tu presencia, me acostumbre a que fueras tú quien me cuidara cada noche, vigilara de intrusos, me defendiera de matones, ahuyentara alguien que pretendiera algo conmigo, decías que era lo mejor, que no se podía confiar en nadie, que todos los seres humanos son malos. Tú también eras un ser humano, más sin embargo confié en ti, porque eras mi gemelo, y al parecer eras el único que realmente no pretendía dañarme... Nunca, nunca jamás, debí fiarme. Como te he dicho, quise renunciar en varias ocasiones, pero mi mamá se dio cuenta, me han llevado a psiquiatras varias veces. Sí, me corte las muñecas, pues... solo me faltaba un lugar por ir a buscarte. Pero me lo han impedido, no me han dejado. Me fijo en ellas y veo la cicatriz, esta no la hice yo, tu ausencia la hizo, mi desesperación por encontrarte ha sido tan grande que he acabado en esto. Ellos, nuestros padres, temen perderme también. 

Mis One-Shots TollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora