Capítulo 1: La Danza Mortal

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Nota: Contenido no acto para personas sensibles.
Ni menores de 18 años.

Frases del capítulo: Me siento perdida, he caído en las garras de la muerte y estoy ayudándola con su labor.

La noche envolvía la vieja mansión abandonada, su presencia oscura y enigmática se alzaba como un testigo silencioso de secretos inconfesables. El crujir de los escalones de madera marcaba el paso de la asesina cuya figura se deslizaba con una gracia macabra por los pasillos sombríos.

El aroma a humedad y decadencia se entrelazaba con el palpitar frenético de su corazón.  Una asesina, una mujer atrapada en el remolino del dolor.

Una esclava de sus propias heridas. El deseo de venganza era su única compañía en la noche, y ninguna alma inocente podría escapar de su sed de sangre.

En una habitación lúgubre, iluminada apenas por el débil resplandor de una vela temblorosa, yacía su próxima víctima. Un hombre inconsciente, atado a una silla, como una marioneta a merced de su siniestra manipuladora. Las sombras jugueteaban con los contornos de su rostro, ocultando su identidad y preservando el misterio que envolvía a la asesina.

La hoja afilada de un cuchillo relucía en la penumbra, reflejando el brillo salvaje en los ojos de la asesina. Con movimientos precisos y calculados, trazó una danza macabra alrededor de su presa. El eco de sus susurros siniestros llenaba la habitación, como un coro maldito que celebraba la muerte inminente.

Cada gota de sangre que brotaba, cada grito ahogado en la garganta de su víctima, alimentaba el oscuro placer que esta desconocida encontraba en su sangriento acto. Era una sinfonía de horror y locura, una danza mortal que solo ella conocía y ejecutaba con maestría.

Con el último aliento de su víctima,  ella  se apartó lentamente, observando el resultado de su macabra obra. Su rostro, bañado por el éxtasis de la violencia, reflejaba una mezcla perversa de satisfacción y desesperación. Mientras el silencio se adueñaba de la habitación,  Sabía que su sed de venganza aún no se había saciado por completo.

Sus pasos resonaron nuevamente por los pasillos de la mansión, dejando un rastro de muerte tras de sí. Ella  era una esclava del dolor, atrapada en un ciclo interminable de sufrimiento y redención distorsionada. Y en cada asesinato, encontraba un breve respiro en su tormento, una ilusión efímera de poder y control.

La oscuridad de la noche envuelve la mansión abandonada mientras ella se enfrenta al sombrío desafío de deshacerse del cuerpo sin dejar rastro alguno. Su mente fría y calculadora se sumerge en el arte de la ocultación, donde cada detalle importa y cada paso debe ser cuidadosamente ejecutado.

Con determinación, Está se acerca al cuerpo inerte y examina su entorno. El olor metálico de la sangre impregna el aire, recordándole la naturaleza macabra de sus acciones. Sin embargo, su mente se mantiene impasible, enfocada únicamente en el objetivo que se encuentra ante ella: borrar todo rastro de su presencia.

Con movimientos ágiles, envuelve el cuerpo en una lona gruesa, asegurándose de que ninguna gota de sangre se escape. Sin duda la joven utilizaba unos guantes de látex que evitaban que su piel o huellas estuvieran en la escena. También utilizaba un gorro que escondía cada mechón de su pelo. Cuidando que ningún tipo de evidencia comprometedora quedara en su contra.
Cada movimiento está impregnado de una precisión quirúrgica, producto de la experiencia adquirida a lo largo de sus nefastas hazañas.

Una vez envuelto el cuerpo, lo carga con esfuerzo en sus brazos, sintiendo el peso de su oscuro secreto. Cada paso es cuidadosamente pensado para evitar llamar la atención no deseada. Aunque no había nadie mientras avanzaba por los pasillos desolados de la mansión, su mente trabaja rápidamente para planificar su siguiente movimiento. Como si se sintiera observada todo el tiempo.

Finalmente, llega a un lugar recóndito y secreto en las afueras de la mansión: un sótano abandonado, un santuario de sombras donde la verdad queda sepultada. Con cuidado y disimulo, deposita el cuerpo envuelto en la lona en el suelo frío del sótano.
Esto para lograr su cometido. Ya tenía pensando que hacer con el cuerpo. Pero primero debía limpiar su lugar de trabajo.

Sus ojos escudriñan la habitación, buscando cualquier rastro que pueda delatar su presencia. Sin dejar cabos sueltos, está se deshace de cualquier evidencia que pueda vincularla al sangriento acto que ha cometido. Limpia meticulosamente cada superficie, borrando huellas dactilares que aún quedaban en las cuerdas con las cuales había amarrado a su víctima, ya que luego de hacerlo fue que utilizó sus guantes. Ya eliminado cualquier indicio de su presencia.
El tiempo parece detenerse mientras ella completa su tarea, inmersa en un estado de concentración absoluta. Cada movimiento es una minuciosa danza coreografiada por el miedo y la necesidad de preservar su secreto más oscuro.

Cuando finalmente termina, Esta se aleja de la habitación para volver al sótano, sintiendo cómo la pesadez de su secreto se disipa lentamente. La oscuridad de la mansión la envuelve una vez más, susurrándole promesas de anonimato y ocultación.

La mujer preparó meticulosamente sus herramientas y retiró con cuidado la lona que cubría el cuerpo. Al revelar su obra de arte, acarició con delicadeza su presa ya sin vida. Sin embargo, su voz revelaba un tono de misterio y arrepentimiento.

????? : Lo siento, no debiste engañarme. Sabes cuánto odio eso.

El embalsamamiento arterial era crucial para ella, pues quería evitar que la sangre del cadáver se dispersara. Con habilidad, inyectó una gran aguja en una de las arterias principales y comenzó a bombear lentamente una fórmula compuesta de formaldehído y otros químicos. El resultado fue un aumento en la presión arterial del cuerpo. A continuación, procedió a drenar toda la sangre a través de una jeringuilla conectada a una válvula, enviándola al drenaje. No quedó ni rastro de ella, ya que se mezcló con los residuos y el agua.

Con la sangre eliminada, llegó el momento más emocionante. Con una sierra eléctrica en mano, comenzó a dividir el cuerpo en partes, empezando por la cabeza, las muñecas y el glúteo medio.
Con habilidad y destreza, sacó los órganos y los embalsamó cuidadosamente, convirtiéndolos en piezas de su colección. Aunque al principio fue complicado, la chica se había vuelto experta en descuartizar cuerpos, y esta vez no era la excepción.

Ella ha logrado borrar su presencia en aquel macabro escenario. El cuerpo yace oculto en las sombras, convertido en un misterio sin resolver para aquellos que se atrevieran a adentrarse en los confines del la mansión abandonada

Sin embargo, en lo más profundo de su ser, sabe que este es solo el comienzo. La sed de venganza y la esclavitud del dolor la empujan hacia un camino sin retorno, donde cada paso la acerca más al abismo que ella misma ha forjado.

𝙃𝙤𝙡𝙞𝙬𝙞𝙨. 𝙇𝙚𝙨 𝙝𝙖𝙗𝙡𝙖 𝙨𝙪 𝙚𝙨𝙘𝙧𝙞𝙩𝙤𝙧𝙖, 𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙡𝙤𝙜𝙧𝙖𝙧𝙖𝙣 𝙙𝙞𝙨𝙛𝙧𝙪𝙩𝙖𝙧 𝙚𝙡 𝙘𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤́! 𝙍𝙚𝙨𝙥𝙤𝙣𝙙𝙚𝙧𝙚́ 𝙥𝙧𝙚𝙜𝙪𝙣𝙩𝙖𝙨.

⧬⧏𝙀𝙨𝙘𝙡𝙖𝙫𝙖 𝙙𝙚𝙡 𝙙𝙤𝙡𝙤𝙧⧐⧭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora