"Rompiste mi corazón"
"Creo que no hay nada de lo que me arrepienta más que de eso"
Si Taehyung hubiese estado menos enamorado de él, quizá Jungkook jamás habría roto su corazón.
Taekook minific
Omegaverse
Ambientado en los noventa
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Papá, tengo hambre" Haerin dijo, caminando sin ganas de la mano de su padre, que apenas si había dicho palabra desde que salieron del doctor.
Haerin hizo pucheros entrando detrás de su papá a la farmacia donde tenían que comprar las vitaminas que el doctor había dicho que debían comprar y ella esperó sentada en una de las sillas, viendo a su papá hablar con la persona detrás del mostrador.
Él volvió a ella momentos después y Haerin lo miró a la cara, notando la sonrisa que se obligó a dirigir a ella.
"¿Vamos, mi amor?"
Y fueron en silencio, Haerin encontraba por sí misma los números capicúas en las patentes de los autos, no sintiendo que fuer ambiente para jugar, aunque recibiera las mismas caricias que su padre daría a su mano cuando caminaban juntos, pero el silencio era indicador de algo.
"Papá" llamó, alzando la mirada a él. "¿Le pasa algo al bebé?" preguntó y su papá se detuvo. Bajó la mirada a ella y se volteó del todo para encararla, no soltándole la mano y alzando la otra para tocarle la cara, respirando casi como si temblara.
"No le pasa nada al bebé" le aseguró, en voz baja. "Sólo estoy un poco cansado. ¿Quieres que vayamos a desayunar algo? Luego hay que ir a la casa de la abuela"
"Okay" Haerin asintió y los dos retomaron el camino, con Haerin diciendo más. "Pareces triste"
"No estoy triste" él la contradijo con suavidad.
Haerin le entrecerró los ojos, pero no insistió, por el momento, sólo contenta porque tenían el día libre para estar juntos y su padre alfa no estaría hasta mañana.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Haerin-ah, ¿no fuiste a la escuela?" su abuela le preguntó en cuanto la vio y más que nunca -o como siempre de vez en cuando- a Haerin le alegró tanto verla que fue corriendo a abrazarla.
La omega se regocijó en el cariño dado, aunque le dolió saber que era porque Haerin posiblemente necesitaba aquel abrazo por otras razones. La anciana se separó y se enderezó lentamente, mirando a su hijo detrás de Haerin y no alcanzó a saludarlo cuando el omega preguntó, un poco desesperado.
