𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐒 𝒞𝒶𝓇𝒹𝑜𝓈

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La completa oscuridad adsorbía la habitación, solo una pequeña vela que se encontraba en el piso era la muestra que alguna vez aquel lugar estuvo iluminado

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La completa oscuridad adsorbía la habitación, solo una pequeña vela que se encontraba en el piso era la muestra que alguna vez aquel lugar estuvo iluminado.

Abrió los ojos lentamente, la falta de luz ocasionó que a primaria instancia no logrará ver nada, pasaron unos minutos hasta que su vista se acostumbró. Desconocía el lugar, el porque estaba ahí, recobraba la conciencia y la memoria, todo lo llevo al momento que se encontró a aquel chico en su apartamento, un escalofrío recorrió su espalda y un sudor frío apareció en su frente, el miedo lo inundó.

La desesperación hizo que se levantase del piso, caminando dos pasos para que después el mareo le hiciera perder el equilibrio y una fuerte jaqueca apareciera.

La curiosidad lo llevo a tocar su cabeza, descubriendo que una venda cubría la misma.

Apoyado en la pared, había un espejo, que aún con la poca iluminación y lo empolvado que se encontraba, se visualizó a el, tenía lo mismo que aquel día, su pijama, a excepción de que la parte de arriba le hacía falta su playera a rayas, ahora solo tenía un ligero camisón blanco de manga corta, que dejaba a la vista varias marcas cerca del cuello, desde moretones hasta lo que parecían ser mordidas.

 Sintió la falta de algo más, miro a su mano rápidamente, busco entres sus dedos, el anillo, lo único que le quedaba de Luzu tampoco estaba, podía sentir como un nudo se formaba en su garganta.

Un ruido proveniente de la puerta lo saco de sus pensamientos, el sonido metálico de llaves chocando entre si y el rechinar de la puerta se hizo de la entrada de alguien.

La luz de afuera iluminó el lugar, logro reconocer aquella voz con particular acento británico.

—Te dije que no te iba a rogar. —En tono de burla, junto con una risa que escapó de su boca, se acercó un poco a quackity. El retrocedió, colocando uno de sus brazos frente a el tratando de protegerse.

—Vamos, solo vengo a darte algo de comer patito. — Miro hacia abajo, mostrando en sus manos un plato de comida, enchiladas suizas, sus favoritas, el lo sabía. Wilbur era un «excelente» cocinero

Empezó a comprender que hacía ahí, se puso de pie rápidamente, trato de no caer otra vez, y se acercó al otro agarrándolo de su cotidiano suéter amarillo.

—Wilbur ¡¿Que chingados estoy haciendo aquí-?!—. La confusión y la desesperación sonaba su voz y un ligero sollozo se escuchó en lo último. —...¡Además! ¡¿Qué es esto?!— Empezó a señalar todas las marcas que tenía en el cuerpo, mínimo de las que tenía conocimiento en aquel momento.

El otro soltó un suspiro y comenzó. —Talvez...me excedí un poco en eso, pero no hice nada que no hayamos hecho...antes— Soltó una sonrisa traviesa, provocándole náuseas en el estómago, al final soltando el agarre que tenía y mirara para otro lado.

—No estoy hablando enserio, sabes que no soy capaz de obligarte a hacer algo, aún no. — Restándole importancia a sus palabras, tampoco hizo que el otro lo sintiera confortante, menos aquel «aun no»

—Wilbur...si quieres dinero por un rescate o algo, te aseguro que no hay nadie allá afuera a quien se lo puedas pedir, pero yo te lo puedo dar, solo déjame salir de aquí para conseguirlo...— Casi en tono de suplica, el otro se acercó más a su cara, agarrando fuertemente sus mejillas con su mano, haciendo una mueca de dolor en la cara de quackity.

—¿De verdad crees que te traje a mi casa por dinero? ...en ese caso traería aquí a alguien que de verdad tenga dinero y no viviera en un desorden cómo estaba tu apartamento. — Quackity trago hondo, no quería saber lo evidente de la situación, todavía la esperanza de que necesitara algo «material» que pudiera darle para que lo dejara en paz no se iba.

—Soy Wilbur Soot, no me hace falta nada, tengo dinero, empleo de la empresa de mis padres, talvez jefe algún día...pero ¿Sabes que quiero de verdad? ¿Que necesito? —. Hizo una pausa, luego continuo. —Eres tu, esa la cuestión quackity—.

Un rotundo «no» sonó en su cabeza

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El cardo es una flor de hojas afiladas y puntiagudas de textura espinosa, que puede verse como un reflejo del dolor y el sufrimiento.

₊⊹ Perfume de bugambilias [tnt dúo/luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora