La Masacre de Kope Hill

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                                                                                       CAPITULO 1 


Ciudad de Kope Hill. Diciembre de 1990.

Mi nombre es Emilie Dekker y odio las historias de terror debido a que el sábado 20 de diciembre de 1990 me tocó presenciar la peor de las masacres, la cual voy a narrar a continuación. 

Para todos los que vivían en el barrio cascade no era ninguna novedad que la casa de la familia Dekker parecía muy solitaria, era un lugar lleno de silencio y misterio, y no lo niego porque esa era mi casa, la verdad es que el jardín delantero estaba lleno de arbustos, recuerdo que mamá muy pocas veces cortaba el pasto, y por eso su aspecto daba bastante miedo, y a los vecinos de la avenida bellevue les llamaba mucho la atención que mi madre y yo vivíamos solas en una casa bastante grande con todas las ventanas tapadas, porque en mi casa había cortinas largas por todas partes. —Hay que cuidarse del enemigo, era la frase que siempre decía mi madre.

Los vecinos tenían mucha curiosidad por saber nuestra vida privada, todos nos fastidiaban mucho, y los niños del barrio tiraban piedras a las ventanas de mi casa dejando notas escritas con las siguientes frases: "Esta casa está poseída por la bruja Juliet Dekker, la bruja Juliet nunca abre las cortinas porque no quiere que la vean haciendo brujería".

Juliet Dekker era mi madre y no era ninguna bruja, así la apodaron en el barrio, pero juro que nunca la vi haciendo hechizos.

Ella era reservada, y a veces sentía que me estaba ocultando secretos, no le gustaba hablarme de mi padre y nunca respondía a mis preguntas, pero repito mi madre no era ninguna bruja.

Nuestra casa estaba pintada de color azul prusia, su color y tamaño llamaban mucho la atencion, era la más grande de la vecindad, se encontraba situada en la esquina de un callejón sin salida, los vecinos siempre estaban vigilando y murmurando de la gente, especialmente criticaban sin piedad a mi pobre madre.

Eran las 11:30 de la noche del sábado 20 de diciembre, cuando en la vecindad se escucharon disparos que provenían de mi casa, sigo pensando que gracias a esos vecinos entrometidos estoy viva para poder contarle al mundo entero mi propia historia de terror, la cual cambió mi destino para siempre.

En el reporte de la policía decía que la familia Griffin que vivía al lado de mi casa, fueron quienes llamaron al 911. Los Griffin eran una familia numerosa de cinco hijos y se habían mudado a la ciudad de Kope Hill hacía 3 años atrás, tenían una niña con la misma edad a la mía, su nombre era Elizabeth Griffin, y ella quería jugar conmigo cuando nos encontrábamos en el parque, aunque su madre siempre la llamaba para que se apartara de mi lado, pero Elizabeth lloraba por seguir jugando, ahora puedo entender que a la señora Griffin no le agradaba para nada que su hija fuera mi amiga, ya que para todos 'yo era la hija de una bruja'.

Esa noche de diciembre, los Griffin quisieron evitar una tragedia en mi casa, pero el daño ya estaba hecho.

Los agentes policiacos cerraron toda el área con cintas amarillas y empezaron a dar voces por el altoparlante para que la multitud se apartara del área del crimen.

Los agentes policiacos botaron la puerta principal para comenzar el operativo y registraron todas las habitaciones de mi casa, comenzando por la sala y así se fueron luego al comedor, al garaje y registraron hasta debajo de las camas, pero no había rastros del culpable quien se dio rápido a la fuga.

En medio del caos miraba las luces de emergencia de la policía y ambulancias a través de la ventana y escuché que un hombre gritaba con un tono fuerte y desesperado. —¡Ha huido! Ha huido por el jardín, repetía varias veces el agente Dankworht.

LAS HERIDAS QUE EL INVIERNO ME DEJÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora