Ese pueblo, esa persona, ese tonto

Parte 3

Por la tarde, el sol estaba muy lleno y había humo blanco en el suelo. El pueblo estaba en silencio, adultos y niños durmieron una siesta en casa, y solo el loto se sentó solo en los escalones de piedra frente a la puerta con una carga. Pronto, la última sombra frente a la puerta también desapareció, y el loto estaba mareado por el sol. Se puso de pie y volvió a acariciar la puerta y dijo: "Longevidad, ábreme la puerta, me voy a marear ..."

Nadie respondió en silencio en el patio. Ella pensó que Changsheng podría no haberlo escuchado en absoluto. Él podría acostarse en la habitación con un ventilador y tomar una siesta como todos los demás. Todas las quejas en el loto se escaparon en este momento. Dio dos pasos hacia atrás y gritó en voz alta en el patio: "¡Gilipollas para siempre! ¡Me abres la puerta! ¡Cuál es la habilidad de un hombre grande para intimidar a una mujer! ¡Bastardo! ¡Me abres la puerta! ¡Si no me abres, te golpearé! ¡Te doy una palmada en la boca! ¡Atornilla tus orejas! ¡Te golpearán en el kang toda la vida! "

El loto gritó afuera por un momento. No hizo nada más que enojarse y agraviarse. Finalmente, se rindió y gritó a la puerta y se alejó con una carga.

Ella no sabía a dónde ir, y definitivamente no podía regresar a la casa de su madre, por lo que se convertiría en una mujer que fue despedida. El primer día de su matrimonio, su esposo la retiró o un tonto la despidió para siempre. , Su madre llorará con ella, no tiene cara para quedarse en este pueblo.

El loto fue inconscientemente a la entrada de la aldea, sosteniendo su equipaje. Miró el camino fuera de la aldea. Estaba indecisa y asustada. Sin mencionar que no tenía a dónde ir. Dijo que ni siquiera tartamudeaba en el equipaje. Muerto de hambre en el camino. Pero volviéndose a mirar el pueblo, se sintió indefensa e indefensa. Un hombre la sacó de la casa y su familia no esperó a verla. Ahora es una gran broma en el pueblo.

Lotus morirá si está muerto. Es una vida difícil a la izquierda y a la derecha, y no hay nada que perder. Ella abrazó su equipaje y salió de la aldea.

No hay nadie en el camino fuera del pueblo. Al principio, ella era un poco libre para escapar del mar amargo, pero cuanto más caminaba afuera, más inquieta se sentía.

Tarareó a Xiaoqu'er para ponerse audaz. Al caminar, escuchó unos pasos frente a ella y entró en pánico al instante: temía que los aldeanos vieran a la pequeña familia de su nuera huir de su casa y temía a los bandidos y ladrones. color. Estaba entrando en pánico para encontrar un lugar donde esconderse, el hombre de enfrente ya había salido.

La persona que se acercaba era Zhou Fuzi, que regresó de la aldea vecina para ver a un médico. Cuando vio al loto, se sorprendió y vio una bolsa en sus brazos. Preguntó: "Lotus ... ¿qué estás yendo? ¿A dónde vas?"

Lotus abrazó su pequeña bolsa y la frotó hacia atrás, con el rostro huraño, y no supe qué decir.

Zhou Fuzi no es nativo, y Hehua recuerda vagamente que probablemente no era mucho más grande que Xiaobao cuando llegó a esta aldea. No era muy viejo. En opinión de Lotus, era al menos diez años menor que su padre. Estableció una escuela primaria en su casa. Algunas aldeas a su alrededor enviaron a su hijo a estudiar y a leer y escribir. Todos lo llamaron Maestro. No aprendió un talento el año que viene.

Zhou Fuzi conocía algunas técnicas médicas, y se dijo que fue transmitido por sus antepasados. Estaban demasiado lejos de la cabecera del condado y no había médico por unos pocos kilómetros. Desde que llegó a este lugar, había una enfermedad en las personas cercanas.

Zhou Fuzi fue el primer erudito en ver a Lotus en su vida, y probablemente el único. En sus ojos, Zhou Fuzi y las cosechas en el pueblo son muy diferentes. Su ropa siempre está ordenada y ordenada. Incluso los viejos vestidos remendados le parecen muy elegantes, pero son mejores que otros. La ropa nueva también es hermosa. Siempre tenía una buena sonrisa en su rostro. Incluso si alguien le faltaba el respeto o incluso hablaba maldecir, nunca estaba molesto. Durante tantos años, nunca lo había visto sonrojarse con los demás.