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-Jugamos?-si maestro- ambos jugaron varias partidas dónde por supuesto siempre ganaba el señor Brownbear,- Bueno, ya te cansaste de perder?-Si ya me rindo, traigo su recompensa?- No estaría mal, también me gustaría mi té, ya sabes cuál- A la orden su alteza- he hizo una reverencia exagerada y sin dejar que su profesor respondiera se fue corriendo.

Llegando a la cocina, busco la recompensa de su maestro,cuando se encontró con aquella chica de cabellos rubios y ojos azules que lo miraban como un pequeño ladrón, - Que es lo que necesita su alteza- pues vengo buscando al mejor repostero, de casualidad no le ha visto?- pues...- y así la chica viendo a todos lados buscando lo que Eduardo buscaba, señaló hacia ella misma, - ya lo ha, o más bien dicho me ha encontrado.

Ambos se miraron por unos segundos hasta que el silencio fue roto por sus risas, la chica era Odette una amiga muy cercana de Eduardo, siempre se la pasaba cerca del palacio en especial de la cocina pues siempre era requerida en el palacio por su gran habilidad en la repostería.

Cuando no estaba en el palacio, la podías encontrar en su panadería rodeada de flores y en dónde si te acercas un poquito, se podía oler las delicias que siempre preparaba.

-Bueno, que te trae por aquí?- Pues verás venía buscando pastel de almendras- Ya veo, te volvió a ganar verdad- esto más que una pregunta fue una afirmación pues la chica ya tenía experiencia en la situación, el señor Brownbear pedía pastel de almendras y su té favorito siempre que le ganaba a Eduardo- Si, ya ves que nunca le podre vencer .

Odette con una pequeña risista le ayudo a preparar la recompensa, cuando ya estaba casi todo les faltaba algo más -Deja traigo el té de flor de cervezo, ve adelantandote- si está bien, pero no quieres que te ayude mejor con la tetera, estará un poco pesada.

La chica volteo a ver a Eduardo con una mirada un poco burlona -Si ya se lo que vas a decir, mejor apuremos- Está bien-, lo que siempre atormentaba al joven principe era uno de sus recuerdos de la niñez, si madre tenía una agradable fiesta de té con sus amigas más cercanas, Eduardo quería ayudar así que con sus manos de un niño de seis años cargo la pesada tetera, la cuál se resbaló de sus manos haciendo que todo el líquido cayera al suelo.

Por fortuna no le pasó nada grave, pero desde entonces no se volvió a acercar a una tetera, y casi siempre sus amigos le hacen pequeñas bromas sobre ese momento tan vergonzoso para él.

Y con esto continuaron caminando hacia donde se encontraba el señor Brownbear, degustaron del delicioso postre mientras hablaban, Odette también veía al señor Brownbear como un maestro ejemplar, siempre enseñando algo nuevo, al igual que a él la chica le caía bien pues le era agradable, y así el día continuo, hasta que llegó la hora de la despedida.

Pero todos se quedaban en la espera de la tan ansiosa llegada del tío Félix el cuál nunca era tan puntual.

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⏰ Última actualización: Dec 20, 2023 ⏰

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𝓤𝓷𝓪 𝓾𝓵𝓽𝓲𝓶𝓪 𝓷𝓸𝓬𝓱𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora