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Carolina's pov's.

Hoy sería la cena con las chicas, al fin nos habíamos puesto de acuerdo entre todas para salir. La cena era en un restaurante formal y todas acordamos ir vestidas de rojo.

Tenía que pasar a recoger a Paula y a Ona, así que me subí al carro y emprendí mi camino hacia la casa de Paula. Cuando llegué ella la me estaba esperando fuera.

Se subió al carro y ambas nos saludamos con un beso en la mejilla.

—Paula ese vestido te queda muy bien. — le comento y comienzo a manejar.

—Gracias, no sabes lo que me costó encontrar algo formal. — musitó.

Reí ante su comentario y seguí manejando hacia la casa de Ona. La recogí y manejé hacia el restaurante.

Al llegar, caminamos hacia nuestra mesa y saludamos a las pocas chicas que se encontraban ahí, todavía faltaban la mitad de las chicas.

Cuando ya nos encontrábamos todas, nos pusimos a charlar.

—Caro, ¿Puedo preguntarte algo? — dice Julia.

—Ya lo estás haciendo, pero si, puedes. — le respondo.

—¿Si juegas fútbol desde los 6 años, porque no te dedicaste profesionalmente a el? si se puede saber. —

—Bueno. — digo y me remuevo incómoda en mi asiento.

—Si no quieres decirlo no lo hagas. — vuelve a hablar Julia al notar mi incomodidad.

—Es que no es algo de lo que hable mucho, pero bueno, digamos que la idea de que haga fútbol no les agradó a mis padres, me decían que las chicas no jugaban fútbol, y cuando entré a la adolescencia y les dije que me quería dedicar profesionalmente a él, me metieron a todo tipo de actividades para "sacarme esa idea de la cabeza". —digo haciendo comillas con mis dedos. — Y una de esas actividades era la fotografía, y bueno, me gustó tanto que luego decidí estudiar eso. ay así fue como terminé estudiando fotografía. — dije y le di un sorbo a mi bazo de agua.

—Wow. — dijo Serracanta. —Pero por ejemplo, imagínate que te llaman  para jugar en un equipo, ¿Aceptarías?— pregunta.

—Yo creo que si, porque con un poco de entrenamiento creo que sería capaz de jugar en un equipo. — respondo.

—¿Y si entrenas con nosotras? — pregunta Paula y yo solo la miro extrañada.

—Claro, porque imagínate que un partido una de nosotras se lesiona, tu podrías entrar a sustituir a esa jugadora. — dice Aitana.

—No se si se pueda hacer eso, pero mañana podríamos preguntarle a Flor si puedo, porque también debería seguir con mi trabajo. — digo

Las chicas asintieron y yo me puse a leer la carta que recién nos habían traído.

—Bueno, ¿Qué quieren pedir? — pregunté.

Ordenamos la comida y nos quedamos conversando mientras nos la traían.

—Mañana es su gran debut chicas, ¿Cómo se sienten? — les pregunté.

Fórmula  |  Mar Serracanta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora