Capítulo dos

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Un lienzo sería pintado ese día

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Un lienzo sería pintado ese día.

El desasosiego se divertía con las mentes de aquellos que con sus corduras no contaban. El nerviosismo era dueño de sus pensamientos. De sus cuerpos temblantes cuando lo inevitable se avecinaba.

Las descendientes de la diosa del amor a paso seguro y delicado bajaban las escaleras para ingresar al gran campo de entrenamiento. Su menor las seguía de cerca, con sus manos entrelazadas en su espalda, apretando sus labios e inflando sus mejillas. Se detuvo a observar fascinado el ambiente. En las gradas, las distintas casas vitoreaban por los hijos del dios de la guerra, quienes corrían esquivando y saltando todo obstáculo creado por los sucesores de Hécate.

Los rayos del sol, abrasador y fulminante, se ganaron quejas de las hijas de Afrodita. La mayor de ellas sacó su abanico refrescando su rostro. La segunda mayor indicó el camino para tomar asiento, susurrando que deberían haber más lugares con sombras.

—Anoche, en mi momento de iluminación, tiré las cartas del Tarot—soltó Sooae de forma repentina, moviendo su corto cabello castaño detrás de sus orejas—. Me dieron una respuesta favorable. Hoy ganaremos.

Minji, su melliza —mayor por tan solo unos minutos—, le dedicó una mirada cargada de confusión. Tomó un sorbo de su jugo y negó con la cabeza decepcionada. Los demás pertenecientes a la casa de Afrodita sonrieron con burla.

—Puedo asegurar que esas cosas nunca mienten—comentó Jieun abanicando su rostro—. Una vez, cuando tuve un desafío contra las hijas de Dionisio, consulté si ganaría. Respondieron que un grave accidente ocurriría, pero mi victoria estaba asegurada. Al final, mi uña se quebró de una forma horrible, la perdí por completo desde la cutícula y le tomó meses de puro sufrimiento volver a crecer. Pero gané.

Sakura entreabrió sus labios por la impresión de su imagen visual y sacudió sus hombros, apoyando su cabeza entre las piernas de Taehyung, quien estaba sentado una grada más arriba.

—No es por ser negativa, pero todo depende del tipo de evaluación al que estemos atados hoy—murmuró Minji. Sus ojos marrones, tan cálidos a diferencia de la mirada dura que siempre tenía, no perdieron de vista el bosque.

El menor de las hermanas analizó con discreción a las demás casas. Las noticias corrían rápido entre ellos, quienes siempre tenían resultados excelentes por su alto rendimiento.

—Si es un torneo de dioses, estaremos perdidos. Nuestros puntos nos dejan al final de la lista—espetó Joohyun—. No tenemos siquiera la habilidad suficiente para vencer a una sola casa y asegurar el anteúltimo puesto.

La jovencita rubia lo había notado antes.

Aquella forma de susurrar que tenían los descendientes de Apolo, estudiando el cielo como si tramaran algo. Incluso las cazadoras de Artemisa señalaban al bosque frente a ellas, advirtiendo sobre los árboles.

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2023 ⏰

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