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Las escenas con el personaje del Rey Bowery habían resultado ser comunes, conversaciones en un tono amenazante que Santino había sabido manejar a la perfección, el director de había mostrado complacido y la mayoría de los asistentes por fin habían quedado impresionados ante su obvio potencial, fue un rotundo éxito que le ganó una invitación para cenar del mismo Rey, el hombre había dicho que en realidad era un estrella joven, lo suficiente para abrirse paso en Hollywood con la facilidad de aquellos con verdadero talento, obviamente si tenía los contactos correctos, las palabras habían sonado como una advertencia disfrazada de halago, y supo a qué se refería realmente cuando su agente le entregó un contrato para participar en otra película del Rey, bajo la recomendación de este, solo que parte de las ganancias irían al hombre.

Estaba familiarizado con el mundo de Hollywood, no era muy diferente a los tratos que hacía en su tierra natal, y estaba dispuesto a sacrificar el dinero por el éxito, al final de cuentas en realidad disfrutaba actuar, no era solo un empleo lucrativo. Esa misma tarde llamó a su agente, había firmado los documentos, revisando cada párrafo en búsqueda de letras pequeñas o engaños, no encontró nada, sabía sin embargo que pasaría por una revisión legal más exhaustiva antes de llevarse a cabo.

Más tarde en la noche se dirigió con su auto al set de rodaje, había sido convocado para comenzar los entrenamientos sobre las escenas en el museo, la persecución tenía que ser fluida, Ares había estado entrenando su propios movimientos, letal y rudo, el por el contrario tenía que deslizarse en desesperación, huir por todos los medios, se le había informado de lo que se esperaba pero una entrenadora corporal le daría algunos tips sobre como efectuar el movimiento sin parecer rígido. Al llegar fue directo a los vestidores, cambió sus típicos jeans azules por ropa deportiva, un ajustado pantalón azul y una camisa blanco con un estampado gracioso, sus tenís blancas seguirían funcionando.

—¡Diablos chico!—Ares apareció a su lado mientras se dirigía hacia la zona de prácticas—No deberías ir por la vida ocultando ese tracero.

Santino en seguida se ruborizó, sus manos saltaron hacia atrás y jalaron la camisa hasta tapar su tracero, había olvidado que en realidad era un poco vergonzoso con su cuerpo, un comentario así le había hecho ser consciente de lo ajustado que estaban aquellos pantalones. La chica al mirar su reacción solto una carcajada divertida y luego comenzó a quitarse su sudadera, debajo también llevaba ropa deportiva, aunque en su caso un ajustado top de color rojo que dejaba al descubierto sus brazos llenos de tatuajes, sus manos fueron directo a la cintura contraria y pusieron la prenda alrededor.

—Devolver luego—Ares hizo un ademán con la mano antes de alejarse en otra dirección.

La zona de prácticas era un salón de baile habilitado para tal fin, sabía que probablemente acaban de terminar la sesión con Ares y los extras que serían las fuerzas de Ricardo Scamarcio, por lo que ahora tendría que hacer su parte, al entrar se encontró a la instructora hablando con el director, ambos miraban una libreta y señalaban algo con ceños fruncidos, Santino se mantuvo cerca pero no lo suficiente para escuchar la conversación, prefiero comenzar a estirar, haciendo hincapié en piernas, no quería tener una lesión luego.

—¿Señor D’Antonio?

Se detuvo en sus movimientos y se giró hacía la joven instructora, la chica le sonrió con amabilidad antes de presentarse.

—Mi nombre es Vanessa, comenzaré por explicarle la secuencia que va a llevar y luego podremos hacer correcciones de ser necesario.

Santino asintió con suavidad y se dejó guiar en la instrucción, no fue relativamente difícil, ya había estado preparando sus músculos, lo interesante fue seguir la coreografía y mantenerse en el papel, su escalada por la escaleras falsas lo desconcentraba con demasiada facilidad, no paraba de reír, se sentía extremadamente ridículo huyendo de la nada, la instructora tampoco era de mucha ayuda, la chica primero intentó contenerse pero luego reía abiertamente con él, al parecer se contagiaba de la diversión con facilidad, llegó el punto en que ambos estaban sobre las colchonetas tratando de respirar correctamente, el castaño sentía la cara caliente y un ligero calambre en el estómago, no iba a poder hacer la secuencia completa si seguía así.

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⏰ Última actualización: Apr 11 ⏰

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