Capítulo #3 parte 1

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- Veo que aprovechaste muy bien el tiempo mientras estabas sola.

El hombre da un paso mas adentro de la habitación y me tenso. De inmediato cierro las piernas.

- No seas timida cariño.

Esto no estaba en mis planes. Se suponía que tenía que tener una buena imagen, una buena presentación para mi primer cliente, pero no; estoy sudada, despeinada y temblorosa.

- Me habían dicho que eras hermosa, pero la verdad es que se an quedado cortos cariño porque eres... - el hombre me observa sin pudor - preciosa.

Agachó la cabeza. Eso es algo que no me gusta: los piropos. Nunca se como reaccionar cuando me dicen alguno, es tan incómodo.

- No tienes porque sentirte incómoda por decirte una verdad, así que levanta esa bonita cabezita y mirame.

Rápidamente recuerdo lo que me dijo Renata, la mujer que me permitió entrar a este mundo: Recuerda, una de las primeras y mas importantes reglas en este trabajo es: Siempre obedece. Si el cliente te dice levantate de la cama, tú te levantas. Abre las piernas, las abres. Enseñame el culo, se lo enseñas. Chupamela, se la chupas. Así de simple.

Alzo la cabeza y lo miro. Él sonríe y asiente satisfecho por mi obediencia.

Ahora que le estoy poniendo toda mi atención, me doy cuenta que es un hombre más o menos de treinta y tantos. Tiene que medir como uno ochenta y no es muy gordo: tiene cabello castaño lacio y cejas gruesas. Su cara se ve algo cansada, o quizá es por su color de piel que parece ser algo pálida. Pero apresar de todo eso, se que tiene dinero. Lo se por su reloj rolex, por ser capaz de pagar por mi virginidad y por su bonito anillo: un anillo de matrimonio.
En general, el hombre no es muy feo.

- ¿Cómo te llamas cariño?

- Yo - yo...

Otra regla: Nunca le digas tu verdadero nombre a un cliente, porque eso es lo que es: un cliente. No tu amigo o familiar.
Tienes que conseguirte un nombre, pero que sea uno caliente y sexy. Un nombre que suene bien en un grito de orgasmo, ¿Entendido?

¡¿Por qué no pensé en un nombre antes?!
¡Vamos piensa en algo!

- Eva.

- ¿Eva? - el hombre alza las cejas y después sonríe - el nombre de la mujer pecadora, precioso. Mi nombre es Roman.

Roman. El nombre del hombre que me quitara la virginidad.

- Levantate de la cama Eva.

Me arrastró por la cama y me pongo de pie. Por suerte no me quite el baby boll, si no, estuviera completamente desnuda.

- ¿Te gustaría algo de tomar?

Estoy a punto de decirle que no, pero la verdad es que un poco de frescura en la boca no me vendría mal.

- Si por favor, agua.

Roman camina hacia una pequeña mesita donde hay botellas con licor y agua.

Él me ofrece un vaso de agua y lo acepto encantada.

Me quedo de pie junto a la cama, no se que tengo que hacer.

- ¿Cuántos años tienes Eva?

- Dieciocho - y es verdad, tengo dieciocho y sigo virgen.

- ¡Vaya! Eso esta genial Eva, no todas llegan a esa edad vírgenes, te felicito - Roman se acerca a mi y mi corazón se acelera. Su mano toca mi cabello y lo acaricia. - Bonito cabello.

Él me quita el vaso de la mano y lo pone junto a la mesita de noche.

- Hueles a sexo Eva - susurra en mi oído.
Muevo un poco la cabeza para que Roman pueda tener libertar de explorar mi cuello sin problemas.

Amante en secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora