El comienzo

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Estoy nerviosa, lo admito. Es la primera vez que haré esto: venderme a un hombre y también, tener sexo. Debo admitir que me he tocado un par de veces, pero eso, comparado con una penetración de verdad, se encuentra lejos.

Estoy en la habitación que me fue asignada. Esperando de pie a un hombre que jamás he visto pero que seguro tiene dinero pues, he cobrado una cifra alta porque soy virgen.

Pero, ¿Por qué vendo mi cuerpo?  ¿Por qué estoy dispuesta a acostarme con hombres desconocidos y en su mayoría feos? ¿Necesito dinero? No. ¿Soy obligada? Menos. ¿Estoy posiblemente loca y acostarme con un hombre mayor me parece más excitante que acostarme con un jovencito de mi edad? ¡Si! Y además, los jóvenes de mi edad se acuestan con chicas todos los dias. Pero, ¿y los hombres maduros? Ellos tristemente no disfrutan diariamente de un fruto joven como yo, y digamos que, sólo quiero hacerles pasar un buen rato.

Me encuentro de  frente a un espejo de cuerpo completo y me observo con atención, quiero estar presentable. Tengo los labios cargados de labial rojo, ojos deliniados y cabello negro callendo en forma de ondas por mi espalda y hombros. Tengo puesto un baby doll rojo con negro; no tengo sostén pero si cuento con un bonito tanga rojo.

Puedo ver mis pezones duros debajo del baby dall y no puedo resistir tocarmelos. Primero solo los roso despacio con la tela y si es posible, se ponen más duros. Después me pellizco uno de ellos y un escalofrío me recorre los senos, y el abdomen hasta llegar a mi coño.

Estoy segura que nunca a estado más mojada, hinchada y ansiosa. Paso mis dedos lentamente por ella acariciandola, muevo un poco el tanga y paso un dedo por mi entrada. Demonios. Esta tan caliente allí dentro. Y también esta palpitando. No puedo resistirlo, muevo mi dedo en círculos y mis labios tiemblan. Me muerdo los labios y sigo con el lento moviento  hasta que quiero un poco más.

El hombre aún no llega — pienso.

Camino hacia la cama y me siento en la horilla para poder seguir viendome en el espejo. Me quito el tanga y abro las piernas tanto como puedo.

Oh si. Rosa y palpitante. Estando abierta de piernas sin pudor — y sin el tanga — puedo sentir como el aire frio de la habitación choca con mi abertura pequeña y ansiosa. Me toco despacio con un solo dedo el clítoris. Gimo tan despacio como puedo y repito lo mismo.
Mis piernas están tensas y los dedos de mis pies aferrados a la sabanada blanca. Muerdo mi labio inferior y vuelvo a tocame pero esta vez con dos dedos.

Me dejo llevar y sin pensarlo mucho, mis dedos se mueven con familiaridad. Esta vez uso cuatro. Nunca me los meto, solo roso y pellizco, pero eso basta por ahora para mi.

Mis dedos empiezan a estar resbaladizos, más rápidos. Mi respiración se acelera y me importa muy poco quien me escuche. Empiezo a saltar sobre mi trasero y mis dedos rosan más rápido.

Rebotan. Rebotan. Rebotan.

¿Qué rebota?

Mi trasero y mis senos.

¡Oh mis bebes!

Meto la mano con la que apretaba la sabana y la dirijo a mis senos. Los acaricio y me pellizco los pezones.

— ¡Ah! — se me escapa un gritito débil

Sigo con mi acalorada masturbación. Estoy tan caliente. Mi coño palpita  al igual que mi corazon y eso, me encanta. También siento que arde. Por donde paso mis dedos arde y quema. Se siente tan malditamente bien. La manera en la que siento mi trasero libre rebotando de arriba a bajo es liberador. Y mis senos también tratan de brincar libremente pero el baby doll se los impide. ¿Por qué baby doll?

Trato de quitarmelo pero mis dedos estan temblorosos y ansiosos. Torpes. Olvido el baby boll y presión más mis dedos.

Quiero más. Más. Más.  ¡MÁS!

Empiezo a mover mis caderas de arriba a bajo y luego trato en círculos. Mi trasero rebota más rápido y mis pies se aferran más. Arqueo la espalda y gimo. Rápido. Rápido. Y luego lo escucho. Ese sonido tan encantador y excitante.

El chirrido de la cama. Eso quiere decir que estoy haciendo un buen trabajo.
Sonrió con orgullo y sigo masturbandome.

Pero pronto esta posición me aburre y busco otra mejor.

Me volteo y quedo con mi cara hacia el colchón. Mis rodillas están clavadas en este y con mi mano izquierda me doy equilibrio. Después separo mis piernas haciendo que mis rodillas estén lejos la una a la otra.

Sin perder mas tiempo, empiezo a mover con rapidez los dedos en mi feminidad.

Enfrente de mi hay un pequeño espejo que viene con la cama y me veo en el.

Tengo la cara rosa, el cabello despeinado y mis labios ya no están de un rojo intenso gracias a mis mordidas; mi boca esta entre abierta por mi respiración. En el pequeño espejo también puedo ver el espejo grande, y en el veo como mis piernas están muy separadas y mi trasero apretado. Vuelvo a sonreír. Me encanta verme en movimiento y ver mis expresiones.

En esta posición el chirrido de la cama se intensifica más con  mis movimientos y yo no puedo ser mas feliz.

Después viene algo. El sudor. Es tan solo una fina y pequeña capa de sudor, pero es algo.

Y por último, ya se lo que viene. Lo se por mi estomago, por mis piernas y  por la tencion en mi coño; el gran final.

Me muevo más rápido, mis dedos hacen mas presión contra mi coño. Mi respiración se hace mucho mas ruidosa y gimo sin control.

Y gimo. Y gimo. Y gimo. Ya no me importa. 

Mi trasero esta tan duro, mi cabello me pica en la cara pero no lo quito, es parte del show.

Mis piernas están temblando y quiero dejarme caer pero no puedo. No debo.

Y así, gimiendo sin control, moviendome como loca y sudando, me libero.

Doy un gritito distoricionado. El placer están grande. Me dejo caer de cara en la cama. Mis dedos aún siguen en su lugar moviéndose lentamente. Mi coño me palpita agradecida y satisfecha.

Me doy la vuelta y mi cara queda expuesta al aire. Cierro los ojos. Tengo las piernas muy abiertas y mis dedos siguen alli. Mi respiración sigue siendo rápida y cansada. Sonrió.

—Que linda bienvenida. Y que bonita vista.

Abro los ojos rápidamente y levantó la cabeza. Allí de pie esta el hombre con el que me tengo que acostar ahora mismo.

¡Espero les guste 7u7!

Amante en secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora