Trescientos sesenta y cinco días habían pasado desde esa vez.
Trescientos sesenta y cinco desde la última vez que había sonreído.
Trescientos sesenta y cinco desde que había muerto.
No muerto en carne, aunque el realmente lo quisiera.
Había muerto su alma, su vida entera había terminado, su felicidad, su razón de vivir había terminado en Evermore.
Y él seguía ahí. Sentado en esa esquina del restaurante. Justo donde lo dejó.
El nunca le dio otra opción qué quedarse allí por siempre.
Todavía sentado en un rincón que acecha.
Con las piernas cruzadas en la penumbraMientras todos dicen: ¡Qué triste vista!
Cuando Enzo se fue, podría jurar que escuchó a su corazón romperse y llorar. Ese momento fue justo cuando sintió que el momento se detuvo.
Vidrios rotos en el mantel blanco de esa mesa de aquel restaurante en el que seguía sentado.
Y todo el mundo solo siguió adelante.
El polvo se acumuló en su jopo con gel peinado. Todo el mundo esperaba que pudiera encontrar algún lugar, alguna perspectiva, pero solamente se sentó y miró.
Sí. Solo se sentó y miró. Justo donde lo dejaron.
‘¿Alguna vez escuchaste hablar de el chico que se quedó congelado? Aquel chico que el polvo se acumula en su cabello peinado en un jopo con ayuda del gel. El tiempo pasó para todos los demás. Pero el solo sigue ahí. El todavía tiene veintitrés años dentro de su fantasía.’ La gente chismoseaba.
La gente contaba. Los rumores vuelan por nuevos cielos. Pero el solo sigue donde lo habían dejado.
Vivía en un delirio.
Las personas rompen entre si todos los días. Nadie debería estancarse por eso. Pero el solo sigue allí.
El todavía tiene veintitrés años dentro de su fantasía. Y su esposo está sentado frente a él.
Trescientos sesenta y seis días desde su último aniversario.
Las flores completamente marchitadas estaban aún arriba de su mesa. El polvo sobre ellas, la sucia agua dentro del lujoso jarrón. El chocolate aún estaba dentro del cajón, completamente derretido y vencido.
Nadie le podría decir nada.
“Ju, ¿no querés que tire estás flores? Están marchitadas, sucias, hace muchos meses las tenés acá sin moverlas. Ya están muertas” Le había dicho Rodrigo unos meses después de que Enzo rompió con él.
“Esas flores muestran como estoy yo por dentro. Si llegara a tirarlas sería como si yo muera tanto por fuera o como lo estoy ahora… por dentro” Contestó seco, apagado, mientras veía a un punto fijo en su living y tomaba su medicación.
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AT THE RESTAURANT ━━ e.fernandez ; j.alvarez
Fanfictiondonde la mente de JULIÁN solo se quedó en el momento que se destruyó su vida. angst adv ; mención al suicidio, infidelidad, depresión y autolesión