La siguiente historia puede tocar temas sensibles y lenguaje explícito. Procedan con precaución.
Recomendación musical: You're So Creepy — Ghost Town.
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Estabas jodida. No sabías como explicarle a Nobara que estabas perdida en medio del bosque, y mucho menos querías decirle que tal vez incluso se equivocaste de lugar.
«Dios, ya dije que no te iba a volver a pedir nada, pero…»
Un sonido interrumpió tus pensamientos. Parecía provenir de los árboles, ¿o era de las hojas secas caídas? La paranoia no te permitía aclarar tus ideas, pues entre pensar como huir o seguir adelante tu plan de llegar a la celebración de halloween, apenas y podías pensar; sin embargo, el pánico hizo eco en tu persona al escuchar de nuevo el sonido de un par de pasos pesados, uno que provenía de un enorme matorral que se divisaba a unos cuantos metros de tí.
—Aléjate —exclamó una profunda y rasposa voz, seguida de un par de gruñidos, parecidos al de un animal hambriento.
El miedo hacía hincapié en tu persona, sin embargo era imposible para tí alejarte, y presa de la estupidez, te acercaste un poco más. Dando un par de pasos, esa voz de nuevo habló: —¡Aléjate!
Una enorme figura se alzó sobre tí, de un momento a otro y con rápido movimiento. Asustada, cerraste los ojos, pues te tenía contra el suelo, aplastandote con su peso.
—¿Qué haces aquí? —Su aliento chocaba contra tu piel, sentías el filo de unos colmillos contra tu cuello y un extraño aroma que emanabas de él. Aún podías escuchar los gruñidos bajos que emanaba desde el pecho de aquella criatura. —Se supone que los estudiantes no deberían estar aquí.
¿Estudiantes? Confundida, abriste los ojos y, con una notable sorpresa, tuviste que ahogar tu grito ante la escena frente a tí.
Era Nanami, uno de tus profesores, aunque ahora mismo eran vestigios de lo que solía ser; un fina capa de vello oscuro cubría su pecho, el cual se encontraba descubierto pues su camisa había quedado rasgada. Sus ojos brillaban, casi con una malicia abrasadora, y sus colmillos sobresalían, igual a los de un lobo; lo más destacable eran sus orejas y la enorme cola que se movía por detrás de él, parecía un maldito perro enorme.
—Satoru afirmó que la reunión de alumnos sería al otro maldito lado de la ciudad, ¿qué haces aquí? —Su nariz pegó contra tu cuello, olfateando tu aroma, Nanami de inmediato se arrepintió de ello.
Recién caía en cuenta; tu ajustada falda de color negro, el prominente escote de tu blusa, la capa que llevabas sobre los hombros y el sombrero puntiagudos que llevabas. Eras una bruja; y a pesar de ser solo un disfraz, en el estado de Nanami, era bastante real para él.
Tu aroma, la suavidad de tu piel y la forma en la cual tu cuerpo reaccionaba a su toque, lo estaba poniendo mal. Como si de una droga se tratará, de nuevo pegó su nariz contra tu cuello, jadeante y necesitado de más. Estaba fuera de si, no era propio de él comportarse como un jodido animal en celo.
