CAPÍTULO 39

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CAPÍTULO 39

Issabella:

Sebastián me deja sentada sobre la tapa del inodoro, y se voltea sin mirarme hacia el lavabo. Lo observo mientras saca algo del estante y se acerca nuevamente a mi sitio sin decir una palabra. Toma mi muslo y apoya mi pie, sobre su pierna. Sus dedos recorren con suavidad mi tobillo inflamado, mientras la habitación permanece sumida en el silencio. Saca una gasa y la pasa sobre la piel raspada de mi rodilla. Y mi ceño se junta. Ni siquiera se, en qué momento noto que estaba herida, pero cuando termina con mi rodilla, coloca un ungüento con aroma mentolado sobre la zona del tobillo que ahora está inflamada y luego la rodea con una venda ajustada.

Al igual que hizo la primera vez que curo mis heridas, acaricia con sus dedos el vendaje, como si ver un simple raspón o golpe sobre mi le doliera demasiado, o lo atormentara. Suspira antes de ponerse de pie y frunzo el ceño cuando toma distancia, pero lo sujeto del brazo cuando intenta apartarse. Sigue sin mirarme, incluso cuando lo recorro con la mirada.

Su ropa está hecha un desastre, su cabello cae despeinado contra una de sus cienes y tanto su ropa, como parte de su cara y cuello están salpicados de sangre, la cual en partes esta seca y en otras no tanto. Tomo sus mejillas con mis manos cuando veo que aún sigue sin mirarme y deslizo mi pulgar por su labio roto, producto del único golpe, que logró atinarle Logan, en medio de la pelea. He visto muchas peleas a lo largo de mi tiempo con la gente de Charly, pero nunca había visto a alguien pelear como Sebastián, eso fue... Cierro los ojos ante el recuerdo de los dos peleando, de la mirada amenazante del hombre que tengo frente a mí y que parece completamente perdido en quien sabe dónde.

Últimamente, eso pasa mucho, esta aquí pero su mente esta en otro lado. Suspiro antes de dejar caer mi frente contra su hombro, aferrando mis manos ahora a la tela de su camisa. Es como si algo dentro de mí me gritara que me aferre a él, que abrace sus demonios, así como el abrazo a los míos.

Y eso hago... no hago preguntas... no cuestiono ni reclamo, porque pese a que lo que hizo con Logan estuvo mal, sé que solo quiere protegerme. Pero tendré que buscar la manera de hacer que se dé cuenta, de que nadie aquí es un peligro para mí, me ha tomado tiempo entenderlo y pese a las reacciones de mi cuerpo y la negativa ante el toque de otros hombres, mi cerebro asimila y comprende que ninguno de los que me rodean en la mansión son un peligro para mí.

《Ellos no son como mi padre o como Charly》

Un escalofrío me recorre la columna de pronto, con el recuerdo del rostro de las personas que más daño me han hecho en la vida y Sebastián suspira sin apartar la cabeza que recae apoyada sobre la mía, mientras permanecemos así... en silencio.

—Me temes...—Susurra de pronto con pesar sobre mi cabeza.

Lento me aparto levantando la cabeza para verlo a los ojos, con mi ceño fruncido y una mezcla de confusión. Mi mirada no se aparta de esos ojos que me hipnotizaron desde el primer momento en que los vi, con aquella mirada vacía y tristemente peligrosa.

Acunó su rostro con mis manos buscando su mirada sin poder evitar ver el miedo reflejado en ellos cuando sus ojos se fijan sobre los míos, buscando no se que y en un intento por bajar la tensión le sonrió sin dejar de acariciar sus mejillas, tal y como él hace conmigo para calmar mis crisis de ansiedad cuando me despierto por las noches, en medio de las pesadillas.

—¿Cómo podría temerte, si eres lo mejor que me ha pasado en la vida.? ¡No te temo Sebastián! —Aseguro.

Sus ojos brillan cuando me mira y veo el alivio en su expresión, pero aun así no me sostiene la mirada por mucho.

La Redención del Mafioso © #3 " Almas Corrompidas"[CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora