Realmente no había nada interesante en la vida de Yeonjun, pero llegar a su asiento con las manos vacías jamás estaría en sus planes, así que llegó con una malteada de fresa como solía hacer siempre.
Bueno, esta vez traía dos.
Se sentó junto a cierto pelinegro, el cual a pesar de ya tener tiempo sentándose juntos, no solían hablar más allá para cosas de la clase.
Dejó una de las malteadas en la mesa a su lado, mientras él se paraba nuevamente para tirar el vaso vacío donde anteriormente se encontraba su bebida.
Claro que recordaba que Choi odiaba la bebida, pero también sabía que este deseaba probarla la última vez.
─Oye, mueve eso que se podría caer ─advirtió Choi refiriéndose a la malteada que le fue dada, pero claro, él no lo sabía.
Yeonjun asintió decepcionado, pero cuando acercó su mano para tomar el vaso, este se tambaleó.
Tarde fue cuando reaccionó, pero para su suerte su compañero logró pararlo antes de causar algún desastre.
─La próxima vez ten más cuidado ─dijo indiferente, aunque Yeonjun no notó el mal tono en sus palabras.
Kim Yeonjun era demasiado alegre como para ser opacado por Choi Soobin.
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