Rompe una copa. Hazlo. Ahora pegala con cinta. Toma un botella de vino y sirve en esa copa.
Por unos segundos pareciera que funcionó, que la cinta realmente logró contener el liquido dentro de la copa.
Pero solo es una ilusión.
El líquido tarde o temprano encuentra las pequeñas grietas, casi invisibles ante nuestros ojos y se libera.
Se libera de gota a gota, luego fluye de a pocos hasta que termina siendo una pequeña tormenta que vuelve a romper la copa.
La cinta no pega.
Me perdí, estaba rota y lo primero que hice fue envolver mis grietas con cinta.
Funcionó, por un momento funcionó.
Pero el pasado siempre encuentra la manera de regresar, de salir por las casi invisibles grietas que tengo, siempre sale de a pocos y luego es una tormenta de emociones incontrolables.
Creo que estoy un poco muy rota. ¿Con qué me pego si la cinta ya no sirve?

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3:00am
ŞiirEntre el cielo y el suelo. Solo poemas sobre un enredo de emociones que ni la misma autora logra entender. Por una sonrisa sexy que me hizo perder el norte cuando ni brújula tenía. Para ese dulce capricho que nunca tuvo un final porque nunca inici...