En el jardín de los vientos, el tiempo vuela,
las horas se desvanecen como cenizas,
no vivo el vivir como tanto quisiera
pues el pasar de los días me tiene en trizas.
Persigo mis sueños como un ave en vuelo,
pero el horizonte siempre está lejos,
mis esfuerzos se desvanecen como el humo,
y el tiempo se escapa entre mis dedos.
Cada día es un eco de otro día pasado,
sombra que se desvanece en la distancia,
y yo me pregunto si algún día encontraré
algún sentido en esta eterna danza.
Sigo adelante, luchando contra el viento,
buscando más respuestas en el laberinto,
porque, aunque los días se sientan ser iguales,
aún hay belleza en este mundo infinito.