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Los árboles desnudos moviéndose agresivamente, debido a la nueva estación del año: otoño. En Canadá-Fredericton. Hacían un camino hacia la mediana casa de color morada, ya vieja y sin remodelar. La casa de la madre de Min Yoongi.
Se hablaba mucho de la soledad de aquella mujer, pues se murmuraba entre los vecinos que su último esposo salió huyendo de su vida, después de saber que tenía problemas mentales.
Sufría de la perdida de un hijo de algún desconocido, pero el deseo de llenar su amargo corazón, le hacía creer que amaba a ese ser ya inexistente.
Mientras tanto Min Yoongi se trasladaba a su nuevo hogar, con su madre en esa casa en terrible estado: sin ordenar, sin productos para higiene personal o alimentos.
La mitad de su vida la vivió con su padre, y la nueva sensación de estar con su madre a quien no veía desde los cinco años, le hacía dudar de si en verdad quería vivir con ella. Después de todo, era una desconocida para él.
-Ya llegamos Sr. Min. -informo el chófer-. En un momento llevamos su equipaje.
-No te molestes Mark. -respondio el pelinegro-, gracias por el viaje, yo mismo bajaré mis maletas. No creo que tres maletas de puros videojuegos sean imposibles para mí.
Mark, a quien correspondía el puesto de chofer personal de Yoongi y amigo, sonrió y subió de nuevo al auto- Está bien Sr. Min. Llámeme si requiere de mis servicios.
-Déja las formalidades y nuevamente, gracias.
El chófer asintió desde adentro del auto y se marchó en dirección contraría, regresando al apartamento del verdadero Sr. Min. El padre de Yoongi.
«Bueno, aquí vamos» pensó y comenzó a caminar en dirección a la puerta, vaya que no recordaba para nada ese lugar, pero se le hacía tan familiar.
Llegó hasta la entrada de la casa y tocó dos veces el timbre que rechino sacando chispas. Estaba oxidado y pareció sentir toques eléctricos después del tercer toque.
Nadie respondía ni se oía sonido alguno, ni mormullos o pasos, sintió un escalofrío y creyó que quizás la mujer salió de compras. Por lo que estaba por tomar su teléfono y llamar a Mark. Cuando escucho un llamado espeluznante pero conocido; era la voz de su madre, lo sabía porque recordaba la vez que rompió el plato favorito de su madre y fue terriblemente regañado. Su voz era la misma pero ya se escuchaba mayor.
Volvió la mirada al frente justo en el momento exacto en el que aquella mujer abrió la puerta.
No pudo evitar sentir escalofríos al ver el aspecto de su madre, no la recordaba de esa manera.
El silencio de ambos lados se sintió tan tenso que el fuerte estallido de un árbol cayendo por lo viejo que ya se encontraba, les saco un pequeño susto a los dos.
-S-ra. ¿Min? Soy Yo-oongi.
La mujer lo vio fijamente, como buscando algo en su rostro, buscando a su hijo de hace diez años.
Yoongi se sintió aterrado por la mirada tan intensa clavada en él, se sentía extraño. Tal vez miedo de su madre, su aspecto no era tan favorable para la forma en la que lo veía.
En el momento en que la voz de la mujer volvió a reaparecer, Yoongi soltó sus maletas debido a la impresión de lo dicho por esa mujer.
-Tú no eres mi Yoon.
El chico no sabía que más hacer o decir, no podía decirle madre a alguien que no recordaba bien, ni tampoco porque realmente no sentía ese lazo de maternidad con ella. La razón por la que se encontraba ahí era por petición de su padre. Si fuera por él habría crecido bastante bien sin volver a saber de esa mujer. Pero tampoco guardaba algún rencor, al contrario, se sentía agradecido de alguna manera.
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El Hada De Min Yoongi
FanfictionLas cuevas de la provincia de Brunswick, a orillas del río San Juan, ocultan un gran secreto. Min Yoongi es la persona más terca de toda Canadá, ¿Qué tan malo puede ser? -Sólo sé que lo maté. -confeso. -¿Por qué lo hizo? -interrogo el oficial. -Por...