Capítulo 2

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Capítulo 2

Estiro los brazos, me incorporo y me quedo un rato sentado en el borde de la cama. El sueño me vence aún, por eso me dejo caer sobre la cama de nuevo.

Un ratito más, pienso. Giro la cabeza hacia el despertador y mis ojos, que estaban ya medio cerrados, se abren como platos cuando veo la hora.

– ¡Mierda! – Exclamo.

Había quedado con Curtis para ir a la playa, es un gran día y por los pequeños rayos de Sol que entran por los escuetos huecos de la persiana diría que está en su máximo esplendor. Me ducho lo más rápido posible y me visto. Bajo las escaleras a trompicones e irrumpo en la cocina.

– ¡Buenos días Papá! ¡Buenos días mamá! ¡Adiós a los dos!

– Eh, eh, eh. Para el carro jovenzuelo, ¿a dónde vas? – Pregunta mi padre.

– A la playa de Georgica, con Curtis.

– ¿Solo con él? – Pregunta enarcando una ceja.

– Supongo, ya sabes como es Curtis.

– Vete anda y diviértete – Dice soltando un suspiro.

– Y si no vas a volver esta noche, al menos llámanos hijo – interviene mi madre.

Salgo de mi casa y me encuentro a Samanta al lado del coche de su padre, sujetándose el brazo y con la mirada perdida. Cruzo la calle para saludarla y rezo para que no me hable mal de nuevo.

– Buenos días... Samanta.

– Buenos días Mike – Responde con una sonrisa forzada.

– ¿Te encuentras bien? – Pregunto, ya que está un poco pálida.

- Sí... Sí claro – responde soltando una risa nerviosa y aparentemente también forzada.

Me extraña su actitud, pero bueno si dice que esta bien lo estará, ¿no? La verdad no sé por qué le hago tanto caso. Entonces un chico alto, fuerte, de pelo negro y ojos azules sale por la puerta de la casa.

– Buenos días – Saluda con una amplia sonrisa.

– Buenos días – digo

– ¿No nos presentas, cariño? – dice él, poniendo su brazo sobre los hombros de Samanta.

– Ah... Sí, perdona. Mike este es Leo. Leo él es mi vecino Mike.

– Encantado de conocerte.

– No, el placer es mío. Por cierto, ¿le has dicho que vamos a casarnos, cariño?

– Sí... Sí, claro mi amor – el tono de ella es nervioso.

– Bueno os dejo parejita. Llego tarde a un sitio, Samanta ya hablamos – le guiño un ojo y corro calle abajo, en dirección a casa de Curtis.

****

Samanta;

– Así que tu vecino... Mmm, interesante.

– Leo, por favor...

– Entra en casa, ¡ahora! – dice de forma autoritaria.

Agacho la cabeza y entro en mi nueva casa, subo las escaleras y entro en mi cuarto. Detrás de mí entra Leo, que me tira de la mano hacia atrás y me da un fuerte bofetón.

– Esto por zorra.

Cierra el puño y me da un golpe muy fuerte en el costado. Reprimo un grito.

– Esto por mentirosa.

Se quita el cinturón del pantalón y me da un latigazo en la espalda haciéndome, ahora sí, gritar de dolor.

Extraña RelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora