La niñera - Sahyo +18 (Reescribiendo)

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Jihyo apenas pudo dormir esa noche. No podía dejar de pensar en las palabras de la japonesa, ni en su mirada y mucho menos lo que sintió al momento que Sana la beso.
Ella creía que era 100% heterosexual, nunca en su vida se interesó en una mujer, o eso creía. Había una compañera de su universidad, Nayeon. Jihyo pensaba que era admiración lo que sentía por aquella chica, pero ahora que lo pensaba mejor estaba segura de que le gustaba. Pero nunca pudo hacer nada al respecto, pues Nayeon se fue del país y nunca más supo algo de ella. Luego apareció Daniel. Tal vez no tuvo oportunidad de experimentar con su sexualidad. ¿Será esta su oportunidad? No. Estaba felizmente casada.

-Ya Jihyo, deja de pensar esas cosas -se dijo a si misma.

-Mmm ¿Dijiste algo, cielo? -preguntó Daniel somnoliento.

-Oh, cariño, disculpa si te desperté -murmuró.

-Tranquila, yo tampoco puedo dormir -paso su brazo por la cintura de su esposa y la atrajo hacia su cuerpo.

-Cariño...

-¿Si?

-¿Qué piensas de Sana? -Jihyo acariciaba el brazo de su esposo.

-¿Sana? Bueno... Es una buena chica y los niños la adoran, ¿Porqué? -preguntó, mientras besaba el hombro de la coreana.

-No por nada, es que ya lleva 6 meses trabajando para nosotros y nunca te pregunté que pensabas sobre ella. ¿Te parece atractiva? -indagó.

Daniel no estaba muy seguro que contestar, así que hizo lo que cualquier hombre haría. Desviar el tema.

-Bueno...la belleza es subjetiva.

-No respondiste mi pregunta, Daniel.

-Mierda, Jihyo, si te digo la verdad te vas a enojar -replicó.

-Entonces si te parece atractiva -apretó su brazo ligeramente.

-La muchacha es hermosa, a cualquier persona cuerda le parecería atractiva. -respondió temeroso a la reacción de su esposa.

Jihyo quedó en silencio. Sus pensamientos iban a mil por horas, millones de preguntas colmaban su mente: ¿Por qué una joven tan sexy como Sana se interesaría en ella? ¿Debía hacer algo al respecto? ¿Debía decírselo a Daniel? ¿Le sería infiel a su esposo? ¿Le había gustado el beso? Sí, esa era la única pregunta que tenía respuesta. Por ahora.

-Cariño, ¿Te enojaste? Dime que no, aunque fuera la misma Afrodita en persona, yo solo tengo ojos para ti -le susurró al oído con voz ronca.

-No me enojé, pero ahora quiero dormir. Buenas noches -cerró sus ojos tratando de conciliar el sueño, pero fue en vano, solo podía pensar en dicha japonesa.

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Los días pasaron con normalidad para la familia Kang, a excepción de para Jihyo. Que se veía involucrada en una encrucijada, respecto a lo sucedido con la joven. Trato de ignorar el beso y seguir como si nada, pero fue casi imposible. Sana seguía usando ropa provocativa que le hacían poner los pelos de punta. Cada vez que la veía usar aquellos vestidos ceñidos a su tonificada figura marcando cada curva, cada relieve, de su sensual cuerpo. Su respiración se agitaba y sentía un deseo incontrolable de besarla hasta quedarse sin aliento. Sin mencionar, las miradas poco disimuladas de Sana hacia ella, la castaña la comía con la mirada sin un poco de pudor.

Estaban jugando con fuego y en cualquier momento se iban a quemar.

-Jeongyeon, creo que me voy a volver loca -dijo inclinando su cabeza hacia atrás.