El Bienaventurado Peregrino

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Solo en el fin del camino,

Puede ser divisado,

Todo aquel peregrino,

Que sin rumbo ni destino,

Es bienaventurado.


En ese mismo instante,

Él escoge su sendero,

Con valentía y talante,

No hay lugar para el miedo.


Mas no siempre lo desconocido,

Permanece oscuro y sombrío,

Mas no siempre lo soñado,

Permanece dulce sino amargo.


Una dura decisión,

Tomada por un hombre digno,

Que con esfuerzo se adaptó,

A cada uno de sus nidos.


Aquel desafortunado,

Que no lograra burlar el destino,

No hallará el recuerdo,

Sino es en uno mismo.


Es que al final del camino,

Si el balance es positivo,

Nada logrará atormentar,

Al bienaventurado peregrino.


(Obra registrada, Autor: Marc Onega)

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