Cap 2: Temores

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Después del incidente Pedro tomó la decisión de alejarse del jardín lo antes posible para evitar el regaño habitual de Antonio. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos la tensión no desapareció, puesto que Jorge al darse cuenta que se alejaba decidió seguirlo para tratar de conversar con él.

—Oigame, ¿Lleva prisa? —pregunta Jorge, tratando de seguirle el paso apresurado.

—Le pido de favor que me deje de seguir —responde de mal humor, caminando para el salón principal.

—Pero si yo voy para donde usted mismo —afirma Jorge, pasandole por un lado y posicionándose delante de él con una sonrisa en los labios que se desvanece al instante que nota cómo Pedro lo ve con claro enojo.

Enojo que el Idolo de Guamúchil no se molesta en ocultar, tomando incluso aire para responder muy a la defensiva...

—Atrevido, ¿Usted qué dijo? "A este ya lo salvé y me va a dar una oportunidad" ¿Verdad?

—No Pedro, no crea que es por eso, yo–

—¡Si! ¡Si ya sé! Se supone que usted en su trabajo tiene que evitar tranzas como estas, pero noo mírenlo aquí haciendo lo contrario.

—Pedro no es eso yo sól —intenta explicar antes de que Pedro lo interrumpa nuevamente.

—No, no, ahora habló yo. Si yo no hubiera sido quien estaba en esa situación, ¿Se hubiera metido a defender a cualquiera de la misma manera? A ver dígame —exclama de manera altanera, mostrando su creciente enojo y sorprendiendo por completo al Charro cantor.

—¿Por que cree que salgo tanto de pleito con Mario? A mí nunca me ha gustado que traten a los demás como si fueran inferiores a ellos —comenta, notoriamente más calmado que Pedro.

Este último no cambia su expresión de enojo, pues no sabe que le da más coraje, si el hecho de que lo hayan tenido que defender o que haya sido Jorge quien lo hizo.

—En cambio, en cuanto vi que se trataba de usted, no pude quedarme quieto y me metí —afirma Jorge, arreglándose las mangas del traje como si estuvieran muy desarregladas—. Disculpe usted pero, ¿Se puede preguntar por qué lo trató de esa manera aquel? —vuelve a preguntar, acercándose con cautela.

—Es algo que no le incumbe a un chismoso y entrometido como usted. Con permiso —es la última palabra que suelta Pedro antes de pasarle por a lado y entrar de manera apresurada al salón.

Sin duda estaba enojado, si hasta su forma de caminar lo demostraba, con los hombros tensos, los puños cerrados y una mirada bravía. Eso fue lo que vio Antonio al momento de acercarse a hablarle.

—¡Pedro! ¿Dónde demonios estabas? No deberías alejarte así de repente y sin avisarme —exclama Antonio, con inquietud.

—Yo me voy —responde Pedro, sin detenerse a mirarlo.

—¿Qué dices? —pregunta sorprendido.

—Como escuchaste Antonio, yo me largo, me voy de esta maldita reunión —asegura, volteando a verlo con enojo.

El más alto quedó perplejo ante su determinación. Sin embargo, conoce lo testarudo que puede llegar a ser su amigo y por eso mismo decide correr para alcanzarlo antes de que se aleje por completo.

—No, Pedro, espérate —grita este siguiéndole el paso para acercarse.

—¡Nah! ¡Cuál "espérate"! Mejor ya déjame en paz —exclama sin voltear a ver a Antonio, su rostro sigue reflejando una mezcla de frustración y enojo.

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⏰ Última actualización: Nov 03, 2023 ⏰

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