Hurt - bbangsaz EDITADA

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—Papá no está en casa —dije mientras bajaba de la moto cuando llegamos.

Minji apagó el motor y se quitó el casco con calma.

—¿Quieres pasar?

—¿Y la señora Lee? —preguntó, rodeando mi cintura con sus brazos antes de comenzar a dejar pequeños besos en mi cuello.

Mi piel se erizó al contacto y me separé riendo suavemente antes de tomar su mano.

—Salió con Hyein.

—¿Vamos? —insistí, entrelazando nuestros dedos.

Ella asintió sin decir nada más, y juntas entramos a mi casa.

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En cuanto llegamos a mi habitación, Minji se dejó caer sobre la cama con un largo suspiro, cubriéndose el rostro con un brazo.

Yo conecté mi celular a la bocina y puse algo de música a volumen bajo antes de cerrar la puerta. Me quedé observándola por un momento, notando el cansancio en su postura.

—Minji...

—Ya te dije que no voy a hablar de eso.

—Y no voy a obligarte a hacerlo —me acerqué, sentándome a su lado—. Solo quiero saber si es cierto lo que dijo JinWoo.

Minji suspiró otra vez, esta vez con más peso, y desvió la mirada hacia el techo.

—Es cierto.

—Lo siento.

—No quiero tu lástima.

—No es lástima, Minji —dije rápidamente—. Solo lo digo porque antes mencionaba a tus padres sin saber... sin imaginar que tal vez eso te traía recuerdos malos.

Minji chasqueó la lengua.

—Hanni, lo que sea de ellos ahora me importa una mierda. No tengo ni un solo sentimiento hacia ellos. Tomaron la decisión de abandonarme hace años y ya lo acepté.

—¿Pasaste toda tu infancia en un orfanato?

—Desde los seis.

—¿Fue ahí donde empezaste a fumar?

—Sí.

—¿Por qué?

Minji no respondió de inmediato.

—Cuando aún estaba con mis padres, veía a mi mamá fumar o drogarse. Parecía relajarse después de hacerlo. Cuando tuve la primera oportunidad, lo probé... y me di cuenta de que también me funcionaba como una salida de todos mis problemas. Así que seguí haciéndolo hasta que se volvió una adicción.

Sentí un nudo en el estómago.

—¿Y... has usado alguna otra droga?

Ella bajó la mirada.

—No te preocupes por eso.

—¡Solo dime, Minji! —exclamé, frustrada por su evasión.

Minji se incorporó y me miró sin expresión.

—Sí.

En ese instante, mi corazón se llenó de preocupación.

—¿Qué tipo de drogas?

—¿De verdad quieres saber eso?

Asentí sin dudar.

Ella desvió la mirada hacia el suelo antes de murmurar:

—Cocaína.

El aire en la habitación pareció volverse más pesado.

—¿Y aún la usas?