Castigo

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La guardia élite miró a la recién llegada con curiosidad. Su mirada demostraba rechazo y repudio absoluto a la bruja.

La habitación se tiñó de un pesado silencio. Aún así la atención de todos se dirigió a Adhara que miraba con evidente desprecio a la recién llegada.

Daphne se mostró cautelosa, evitando entrar en contacto con la mirada afilada de Adhara.

Desprecio.

Desdén.

Repulsión.

Entre otras cosas llegaron a Adhara al sucumbir en los recuerdos de la evidente traición de su amiga.

Estaba consciente de la debilidad de Daphne. Sabía con certeza que era una cobarde, que ante el mínimo peligro hablaba sin pensar para salvar su vida. Aún así pensó que tendría la inteligencia suficiente para no hablar de más. Y aún más para no caer en trampas.

Se reincorporo de inmediato sin medir su mal estado, podía sentir su debilidad para sostenerse por si misma, aún así no permitió que nadie notará su leve malestar.

Marcus intentó detenerla, no obstante Adhara negó con la mirada, dándole un mensaje claro a los vampiros en la habitación.

"Esté es mi asunto, no les concierne".

Los vampiros desistieron de inmediato mirando con curiosidad las acciones de su reina. En especial los tres reyes.

La pelinegra caminó con gracia intentando ignorar el leve dolor en sus piernas. Daphne se inclinó ligeramente asustada, las miradas asombradas de los vampiros no se hicieron esperar.

La Black ladeó la cabeza con frialdad, tomando entre sus manos su abrigo. Con el cuál para el asombro de los vampiros sacar un delgado bastón con destellos de oro y plata.

Un escalofrío recorrió a Daphne al ver de reojo las acciones de su amiga.

-De rodillas -. Ordenó apuntando el mármol. Daphne obedeció sin rechistar. No obstante no fue del agrado de la bruja. -Más abajo -. Soltó insatisfecha.

-¿Quién es tú Reina?-. Cuestionó con dureza mientras acercaba el bastón al mentón de Daphne.

-No pensé qué... Lo siento -. Expresó al ver la frialdad en sus ojos grises.

-Debo aplaudir su ingenio, disfrazarse de una medimaga realmente le ayudo a lograr su objetivo-. Señaló con amargura, Daphne bajó la cabeza avergonzada. Estaba claro que Adhara estaba enfadada, pero sobre todo decepcionada, eso lo demostró al hablarle de usted.

-Yo... No pensé en mis acciones, pero todo estaba muy bien estructurado, mi señora le ruego que me crea... Es la verdad-. Suplico mientras tomaba sus manos con desesperación asustada por las repercusiones que podrían tomar sus acciones.

Adhara se deshizo del agarré con violencia.

-¿Verdad? ¿Te atreves a usar esa palabra en mi presencia después de que me has estado mintiendo todo este tiempo?-. Cuestionó con desdén tomándola por los hombros con fuerza.

-Siempre supe que ocultabas algo... Siempre lo supe... Había en tus ojos un brillo de conocimiento ajeno a la práctica que decías tener. ¡Me engañaste! -. Adhara la soltó bruscamente dándole la espalda para controlarse.

Ante ese panorama Daphne buscó su varita en busca de algo de protección sin embargo antes de tomarla un hechizo desarmador la tomó desprevenida, arrebatándole la oportunidad de un escapé.

Sus ojos se desviaron a la figura de Adhara que la encaró con esa súbita fiereza que se apoderó de ella.

-¿Vas a desenvainar tu varita en contra de tu Lady, Daphne?-. Le cuestionó con desdén pero al mismo tiempo ofendida. -¿Vas a traicionar tu juramento por ese hombre mentiroso y desleal?. Pero claro que lo harás ¡Lo has hecho ya!, Ahora entiendo porque estabas tan encantada por mi encuentro con ellos-. Exclamó refiriéndose a los reyes volturi.

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