Like a sugar baby - yeongyu

¿Y Taehyun?

Taehyun corrió a través de las escaleras como alma que lleva al diablo, recordó las palabras de su madre sobre los peligros que conllevaría bajarlas de la forma en que lo hacía en esos momentos, pero su amigo castaño estaba más en riesgo que cualquier accidente que le pasase justo ahí. Chocó fuertemente contra alguien, únicamente volteó para decir un pequeño lo siento y poco le importó la mirada furiosa que le dedicaba aquel chico de cabellos naranjas.

Empujó y empujó a la gente hasta que el aire frío de la madrugada chocó contra su rostro, inhaló profundo tratando de calmar su respiración, se abrigó - o al menos intentó - con la poca ropa que tenía y se maldijo por aquel disfraz que había elegido.

- Ve de vagabundo, decían, es práctico, decían - masculló para sí mismo.

Observó ambos lados de la carretera, no tenía idea de donde podría haber una farmacia que lo atendiera a estas horas.

Eligió correr hacia la derecha, tan rápido como sus piernas y pulmones le permitieran, a los 10 minutos de carrera una sensación de ardor le cubrió las pantorrillas y su respiración se hizo pesada.

- Demonios - se apoyó en la barda de concreto de alguna casa - piernas, si me dejan llegar a mi destino prometo que trabajaré con ustedes y mi rendimiento - se pasó la mano por la cara olvidándose del maquillaje que traía.

Siguió corriendo.

A unos cinco metros de él se alzaba imponente y brillante el logotipo de una farmacia, se había entusiasmado tanto que no se fijó de unos botes de basura enfrente de él y no se dio cuenta hasta que su cuerpo estampó ruidosamente contra ellos, los residuos salieron volando cubriendo su cuerpo con sustancias viscosas y malolientes, se quitó una cáscara de banana que había quedado cómicamente sobre su cabeza e intentó arreglar el desorden que había causado.

- Cariño, si buscas algo de comer puedes venir a mi casa - una señora de la tercera edad le miraba con una tierna sonrisa.

- Oh, no se preocupe señora, no es necesario - le sonrió forzado.

- ¿Seguro? Por mí no habría ningún problema - Taehyun resopló sin entender el por qué una viejecilla le ofrecía comida, la miró y dijo.

- Agradezco mucho su ofrecimiento - reverenció - pero tengo que irme.

Corrió antes de que la señora repusiera, soltó un suspiro cuando hubo llegado a la entrada del establecimiento y calmando su corazón entró.

- Buenas noches - se dirigió hacia la encargada - necesito unos...

Taehyun no terminó su frase antes de que la joven mujer detrás del mostrador le mirara con disgusto y gritara fuertemente sobre su hombro.

- ¡Se metió otro vagabundo!

¿Qué? Pensó el pelimorado, observó a su alrededor buscando lo recientemente nombrado por la chica.

Solo estaba él.

A su lado se encontraba una vintrina llena de medicamentos, se observó en el vidrio y comprendió a lo que se refería la encargada, su rostro se encontraba sucio, el maquillaje se había mezclado con el sudor dándole una apariencia pastosa, su cabello se hallaba revuelto y bañado en algo baboso, su ropa de por sí ya estaba agujereada y el olor nauseabundo, que hasta ahora percibía, emanaba de las mismas.

- Espere, espere, no soy un vagabundo - meditó, sus palabras no concordaban con su apariencia - al menos no uno real.

La encargada lo miró con la cejas alzadas, quiso acercarce pero un hombre, que no sabía de donde había salido recientemente todo le aparecía de la nada se posó delante de él y Shinso tragó duro.

- ¡Ustedes no entienden, necesito unos supresores! - había gritado mientras el tipejo lo lanzaba fuera del lugar cayendo hasta la escarpa. Ya ni siquiera trató de arreglar sus ropas cuando se levantó, era ilógico.

- ¿Necesitas ayuda, jovencito? - Taehyun barrió su mirada hasta la anciana que se había topado calle abajo, resopló y asintió con la cabeza, esta vez dejaría que aquella viejecilla lo ayudase.

Se bajó del auto dedicándole un gracias a la mujer dentro de este, se despidió con la mano y corrió hasta la casa de Jeonghan pidiéndole a los dioses que no haya llegado tarde. Como un dèjavú empujó a la gente que se metía en su camino, o bueno, él se metía en el de ellos.

Subió las escaleras y se sintió un poco aliviado cuando encontró el pasillo vacío, al menos no había alfas tras el trasero del castaño, apretó la bolsa con los supresores y caminó hasta la habitación donde había dejado a Beomgyu.

Sus mejillas se tornaron rojas, la respiración se le cortó y el estómago se contrajo ante la mezcla de olores que salían de la habitación, reconoció el de su amigo y supo que había un alfa con él cuando distinguió el segundo olor.

Había tomado el pomo de la puerta cuando un gemido provino detrás de esta, acercó su oído y más de estos seguían reproduciéndose. Iba a tirar la puerta en rescate de su amigo y una mano sobre su hombro lo frenó.

- Si quieres vivir para contarlo es mejor que no tires la puerta - Jeonghan le sonreía con calidez.

- Pero Beomgyu está...- susurró.

- No te preocupes, él estará bien - un fuerte gemido resonó desde la habitación - Yeonjun debe estar ayudándole bastante - alzó la cejas divertido.

Taehyun bajó la mirada la pequeña bolsa que había dejado tirada y miró de nuevo a Jeonghan.

- Supongo que eso no servirá - apuntó con su cabeza -¿verdad?

Jeonghan río.

- Ni ahora ni después.

Taehyun se desplomó en el suelo y su ojo tuvo un repentino tic, todo lo que le había pasado hasta ahora había sido en vano.

- ¿Tú metiste a Beomgyu aquí? - le preguntó Jeonghan. Asintió - bien, al parecer hiciste algo de lo que después ninguno de los dos que se encuentran ahí dentro se arrepienta - lo tomó del brazo alejándolo de aquella habitación y metiéndolo a otra.

- Mejor date una ducha - le extendió una toalla y un conjunto de ropa - hueles muy mal.

Jeonghan salió de la habitación dejándolo solo, Taehyun observó la ropa y se fue en busca del baño, lo necesitaba, luego se preocuparía por lo que pasara con el castaño, después de todo él lo había metido a esa habitación y lo había dejado solo bajo seguro. Se le cayó el jabón ante su recuerdo, ahora entendió las palabras del rubio y se golpeó la frente con la palma abierta, al menos que tuvieran la llave de la habitación alguien podría haber entrado sin tener que tirar a cuestas la puerta y dudaba que Jeonghan expusiera a Beomgyu abriéndola a algún desconocido, él mismo había metido al castaño a la boca del lobo.

Suspiró por millonésima vez aquella madruga y se dijo que después le pediría una disculpa al castaño, probablemente también le regalaría unas pastillas y comprensas para el dolor que seguro sentiría en la parte baja de su espalda, por ahora solo se dedicaría a quitar el mal olor de él.

Errores?