Primera parte

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"Tus labios son tan suaves, saben a cereza."

"¿Lo has notado? Use un bálsamo de labios sabor a cereza, lo tome de la cosmetiquera de mi mamá, me matara."

El chico curvó sus labios para darle una bella sonrisa. Tomó su mano derecha para besarla.

"No pasara porque voy a protegerte, siempre estaré contigo."

"¿Cómo Dios con nosotros?"

"Algo mucho mejor Jimin, algo mucho mejor."

Su mundo volvió a sumergirse en la oscuridad que lo había abrazado durante un tiempo. Esta vez era diferente. Había aprendido a convivir con esa pequeña miseria que se plantó como semilla en su corazón y floreció desde aquel día, podía decirse que Jimin la ignoraba parte del día y se olvidaba de ella en los momentos que estaba con Namjoon y este sentimiento no trataba de aparecer salvajemente, pero esta nueva miseria que pareció estar acechándolo desde que llegó no se parecía nada a las otras, estaba tan quieta, pero con deseos de abalanzarse a él, entrar y devorar todo su interior.

Escuchó su propia respiración, un viento arriba de su cabeza acompañaba el ruido de sus respiraciones. Viento no, sentía mucho frio, pero no era viento era aire artificial. Se encogió más aun ya siendo un ovillo, exhaló el aire y lentamente abrió sus ojos; oscuridad y eso era todo. Sus ojos se movían a todas partes buscando un pequeño atisbo de luz, pero no obtuvo nada, finalmente se estiró, sus extremidades estaban entumecidas del frio, se quedó quieto un rato hasta que dio la vuelta, un pequeño rayo de luz blanca débil entraba por la habitación. Sus ojos se adaptaron a la oscuridad poco a poco se dio cuenta que la luz se filtraba debajo de una puerta y que él estaba en el suelo.

Intentó abrir la boca, pero las comisuras de sus labios estaban resecos y lastimados hizo un gesto de dolor que vino acompañado de otro dolor situado en la cabeza, durante el tiempo que duró inconsciente estuvo mordiendo su lengua con fuerza asi que le dolió al separar su boca. Empezó a recordar las últimas imágenes de donde estaba y que se encontraba haciendo antes de que unos tipos se le acercaran y sin más lo subieran a una camioneta. Su corazón comenzó a latir. Miedo. Desesperación. Pánico. Ansiedad. Ganas de llorar, no sabía cuál de todas aquellas emociones era la que estaba comenzando a sentir o si eran todas al mismo tiempo.

Se apoyó de sus palmas que desde que despertó no pudo sentirlas, logró sentarse y con la desesperación en la mirada buscaba algo, no, era a alguien. Buscaba a quien estaba con el cuándo esos tipos cubiertos del rostro los obligaron a subir, buscaba a Hoseok.

Miró un bulto blanco en la esquina derecha Hoseok exhaló mientras comenzaba a gatear hacia su dirección. Le comenzaron a escocer las palmas. Le dolían las rodillas. Logró darle la vuelta. Pareció estar volviendo en si asi que le dio palmadas suaves en la mejilla mientras le hablaba. Hoseok abrió un poco los ojos antes de llevarse su mano a la cabeza y soltar un quejido, Jimin sonrió porque le ha preocupado la sangre que estaba mojando un poco la cabeza del chico.

—¿Qué pasó? —Murmuró más para sí mismo.

—Hoseok hay que salir de aquí.—Susurró Jimin consciente del peligro pues nada bueno podía salir de aquello. Intentaba buscar algo que le ayudara a escapar, pero nada.

—¿Dónde estamos?

—Eso no importa, hay que salir de aquí.

Al fin Hoseok se sentó aun con la mano en la cabeza y trató de adaptarse a la oscuridad, suspiró.

—No entiendo porque nos han secuestrado, nuestros padres no tienen tanto dinero como para que esos criminales nos hayan tenido en la mira.

—No es momento para pensar en eso, nos tienen encerrados en un cuarto a oscuras en quien sabe dónde, Hoseok

bon appetit auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora