capitulo unico

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El clima era lluvioso y las hojas en tonos tierra se agolpaban debajo de los cientos de árboles que rodeaban la pintoresca residencia.

El garaje parecía un lugar demasiado frío y sus gélidas paredes blancas acrecentada ese aspecto desolado. Solo perturbado por las manchas de grasa salpicada aquí y allí, así como los raspones producto de rayones con motos y demás elementos de mecánica.

Wybie olía a aceite, sudor y cuero. El cabello ondulante le caía sobre la frente, y con molestia lo soplaba para alejar esas molestas cosquillas al menos por un instante.

"Tiene demasiado cabello" pensó su amiga, contemplando el rodete desprolijo que tenía Wybie y como aún así escapaban muchos mechones de el.

No era la primera vez que Coraline lo veía reparar su moto, por lo general simplemente se fijaba que los carburadores no se derramen, cambios de aceite y  demás cosas que la chica a duras penas lograba interesarse.

Tenia la cara recargada en la muñeca, y pocas ganas de volver a casa, ya que Charlie y Mel habían salido por su aniversario a una especie de mini luna de miel.

"Ya es tiempo de cortar el cordón coraline", afirmó su madre mientras hacía la maleta.

Y probablemente tenga razón puesto que, coraline, había alcanzado los 18 años de edad.

Cuando la chica reconecto con la realidad tenía en frente a su amigo, con esa campera vieja de cuero que le quedaba dos talles más grande, encorbado como de costumbre mirándola algo expectante.

_ no seas tan depresiva Jonesy, se que extrañas a tus papás, pero no voy a ser tan mala compañia_ afirmó el moreno, limpiando una mancha de aceite del palido rostro de la chica, con su pulgar.

A penas esté rozo la fina piel de Coraline un hormigueo comenzó a extenderse por sus mejillas. Odiaba eso, y rápidamente lo golpeó en el hombro para disimular su sonrrojo y vergüenza momentánea.

Odiaba eso ... ese sentir extraño que de un momento a otro parecía haber comenzado a instalarsele en el pecho, cada que Wybie estaba cerca o tenía esas actitudes dulces que para desgracia de la peliazul, no eran raras en el.

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La noche cayó, y el viaje en moto como siempre había sido de lo más emocionante para la chica, sentir el viento atraves del visor levantado del casco, acompañado por  el ambiente frío, y poder disfrutar de estar cerca de su amigo sin que sea raro.

"No hay mejor forma de decidir una cena, que piedra papel o tijera".

o al menos Wybie siempre perjuraria eso, así fue como el mecánico terminó por hacer enfadar a su amiga, quien tenía nulas ganas de amasar, o cocinar en general.

Pero aun así tomo fuerzas y aprovecho que el moreno se daría una ducha para ir al mercado por lo necesario.
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El gato negro dormía plácidamente sobre la mesada cuando llegó de compras con todo lo necesario para cocinar y helado para acompañar las películas, antes de dormir.

_ llegaste, creí que te habías escapado por el rechazo que te genera la idea de cocinar_ bromeo el chico mientras secaba su rizado cabello que aún goteaba humedeciendo su camisa de un suave tono salmón.

_ no tengo mucho lugar a donde escapar Wybourne.

_ a veces hablas como tu mamá.

_ a veces, hablas demasiado _ bromeo leyendo las instrucciones de cocina que venían en el paquete de harina.

El simplemente frunció el seño, y se acercó a la mesada para recargarse contra esta y de paso picarle las costillas a la chica quien comenzó a reír, y desesperadamente apartar las grandes y callosas manos del chico.

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⏰ Última actualización: Nov 01, 2023 ⏰

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