Lagrimas

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Todos lloraban, todos lloraban por mí, mis amigos, mis familiares, mis padres o conocidos, todos
lloraban por mí y yo solo me encontraba en una gran paz y en un gran sueño del que nunca podría salir.
La gente se preguntaba, ¿por qué lo hizo?, ¿no pidió ayuda? o ¿porque no nos dijo nada?, 
todos pedían que eso fuera una gran pesadilla, que aquellas marcas en mis brazos fueran de mentira y que aquellos ojos que alguna vez pidieron el gran reconocimiento de su familia volvieran a hacerse presente con esa voz la cual repetía en todo momento aquellas palabras, perdón, lo siento no volverá a pasar
¿Cómo fue que pasó esto?
Todo tiene un inicio y un fin, la comida, las historias, los libros y la vida y ese fue mi caso, el cual inició con un simple Perdón….
 aquella palabra retumbaba en mi cabeza mientras lagrimas caían en mis ojos, todos se me quedaban viendo y me juzgaban mientras yo me arrodillaba suplicando el perdón o piedad de aquel error que había cometido, todos me miraban como si aquello hubiera sido el causante de que el mundo se acabara.
La gente me gritaba, me insultaba u otros murmuraban de mi persona, yo solo intentaba recapacitar o saber porque rayos fue que me paso eso, como fue que yo conseguí el gran odio y el desprecio de aquella gente que alguna vez la consideré ¿mi familia?
intentaba explicar o decir que todos cometemos errores, pero eso no sería una buena “excusa”, desde niño me dijeron que todo era la perfección sin importar en qué, académico, persona o en la vida, toda mi vida estuvo lleno de eso, de gente que solo me repetía y me repetía.

-” se de los mejores en la escuela”

-” se el hijo perfecto”

-” se la “perfección”

nunca pude explicar porque me sentía tan vacío o atado en aquellas cadenas, nunca pude explicar porque tenía tanta falta de amor o porque abandonaba a mis amigos cuando más los necesitaba, no entendía porque siempre daba de más y dejaba que los demás me trataran como quisieran, esclavo, basura o solo un simple juguete del que se podrían deshacer muy rápido.
Nunca entendí porque la gente solo me utilizo y no solo en forma de los trabajos escolares, proyectos o exposiciones si no también en mis sentimientos, cuando me sentía triste no lo podía de mostrar a nadie ya que siempre fui el “amigo que esta para todos”, el que nunca sufría, el cual siempre mostro esa cálida sonrisa y esa gran risa contagiosa la cual varios nombraban como risa de bruja o simplemente ardilla, el cual se tapaba la boca para sonreír o con lo que tuviera cerca, cuaderno, abanico, personas, etc.
Nunca supe porque siempre estuve detrás de ellos sabiendo que nunca me quisieron, sabiendo que solo los seguía porque no encajaba en ningún lugar, donde sentía que todos se burlaban de mi en todos los momentos y que si cometía solo un error estaría en la boca de todos sin ninguna piedad, como si el centro de atracción fuera yo, la gran burla y la persona que nunca estaría satisfecho de sí mismo.
No entendía porque aquella chica la cual siempre veía, mi mejor amiga, mi confidente, me dijo que le gustaba.
Claro que gran tonto solo por no lastimarla acepte, sin sentir nada y sin que estuviera bien, no entendía como fue que esa chica logro ser una gran parte de mí, y como la recordaba siendo esa chica de la que me enamoré y la cual me pedía mi número con nervios y ganas de vomitar, la cual me lastimo tanto no solo en la relación si no también en la despedida, el día que decidimos dejar ese gran sueño que traíamos los dos, las metas, los desafíos y el gran amor.
Esas discusiones y esa gran falsedad de estabilidad, esa gran incomodidad de saber que si no seguías con ella se podría hacer daño, claro ese gran sentimiento de siempre estar para ella y siempre ver cuando estuviera mal, notar sus cambios de humor, sus comportamientos y sus heridas, ver como tu tenías que ver eso y ella no veía nada, no veía esas grandes heridas que derramaban sangre en tus brazos.
Nadie veía que dejabas tu felicidad por ellos, que usabas todo el tiempo manga larga, sudaderas y pantalones sabiendo que no te gustaban, sabiendo que no era tu forma de vestir, nadie me preguntaba porque había cambiado tanto, nadie se lo preguntaba y nadie me pedía explicaciones, nadie me notaba.
Solo era un simple fantasma el cual su único trabajo era ayudar, ese fantasma que, aunque siguiera siendo un niño tuvo que madurar para ser la perfección para ser lo que todos querían.
Todo era causante de decir ese gran PERDON la cual ya no tenia ni un solo valor para mucha gente, por el uso frecuenté.
Mi voz se ahogaba en gritos internos y en lágrimas que salían con gran dolor saber que nunca vas a poder ser feliz sin importar lo que hagas, que tus amigos tienen el derecho de enojarte contigo, pero tú no tienes el derecho de enojarte con ellos.
Claro, no todo en mi vida fue un gran dolor, conocí a ese gran perico el cual se volvió mas que mi amigo, mi salida del mundo, el cual sin importar que siempre iba gritar para llamar mi atención, cantaría la música que pusiera y siempre se me quedara viendo para que lo le contara mi día, mis inconformidades y mis grandes miedos.
Pero la vida nunca me quería ver feliz, un día llegué de la escuela y lo vi ya frio, con sus ojitos cerrados y su gran alma que se iban con grandes sollozos de mi parte. La vida me había quitado a mi única vida, ¿ahora que me quedaba?, ¿mi familia? Los más grandes ¿hipócritas? No esos no eran nada para mí.
Voces siempre se escuchaban, criticando, riendo, maldiciendo y metiendo más cizaña, pero ¿cómo podía callarlos? Si era yo mismo el que me lo decía, esto era de lo más normal y como todo llega a su fin mi paciencia acabo, mis ganas de seguir esforzándome y sonreír se acabo.
Mis ojos ya cansados de todos y mi alma muerta decidido acabar con todo, las heridas seguirían, pero yo ya no, el daño seguiría, pero yo ya no, la persona existiría en solo recuerdos, pero mi alma ya no.
¿por fin, podría descansar en paz?, sin muchos rodeos vi aquella cuerda que ya llevaba mucho tiempo arrumbada para el día de hoy, me despedí de mi familia agradeciendo por todo, me despedí de mi mismo, de mi cuarto, de mi ropa y lo hice.
Solo cerré los ojos con una sonrisa pintada en mis labios los cuales estaban listos para no volver a despertar nunca más, por fin estaba en paz, no senti ni remordimiento, ni tristeza, ni soledad, ni nada solo una gran…
Felicidad.

La ambulancia se hacía presente, aquel ruido el cual me molestó por mucho tiempo por su volumen, gritos y sollozos se hacían presente, todos pedían a gritos otra oportunidad mientras mi familia lloraba y se culpaban de todo, pedían que fuera solo un sueño. Mi risa, mi llanto y mi voz se desvanecía con ese último adiós.
La gente se culpaba y lloraba, una gran diversión para mí, pues que hipócritas, nadie se había acordado de mí, nadie se había acordado de que ese mismo día era mi cumpleaños.
Yo solo le di fin a mi historia en la tierra, ahora me esperaba mas por vivir en otro mundo que se desconoce, en otro lugar donde ya todo fluye y no te critican, en un mundo donde yo seré mi protagonista.
El cual la gente nunca sabrá de mí, ni lo que fui ni lo que seré, mi burla se hacia mas grande pues era tan divertido sentir esto, mientras mis ojos brillaban de un gran color café, mi pelo despeinado y mis brazos descubiertos, por fin era libre, era yo.
Bailaba sin ninguna preocupación, gritaba y caminaba, aquel lugar era perfecto para mí, todo ya tenía colores ya no había trabajo, ya no había tristeza.
- Esto si es vida- decía mientras brincaba por todos lados.
Aquella luz era mi salvación reía, cantaba hacia lo que nunca había podido hacer bien por el miedo de ser juzgado
-nunca olvidare esto, acaba de iniciar mi aventura y no ahí vuelta tras- mi mente solo pensaba eso, aquella voz que por mucho tiempo me había molestado se había ido, me había dejado en paz y eso se sentía de maravilla.
- niño, ¿qué haces aquí? - una voz se hizo presente en mi gran paz.
- ¿porque la pregunta? - pregunte sin rodeos mientras seguía jugando.
- ¿no hay gente que en verdad te extrañe? - al escuchar eso solo me quede quieto pensando que era verdad, si había 3 personas que me importaban y que las había abandonado.
Otra vez ese sentimiento de culpa volvió a mí, las ganas de llorar regresaron y un gran pánico entro, pues no los volvería a ver, no volvería a abrazarlos ni hablar con ellos, solo me había enfocado en mí, en mi persona y en mi vida.
-La vida es dura, lo sabes ¿niño? – volví a escuchar la voz y solo contesté entre frustración y ganas de llorar.
-Claro que lo sé, sino no estuviera aquí- me abrazaba intentando me calmarme.
- la muerte es hermosa lo se, pero la muerte se logra después de vivir, tu no as vivido o si?.
Al escuchar eso solo decidí correr, ¿Adónde? Pues era obvio hacia la gran luz, el cálido sentimiento que sentía al estar rodeado del brillo y su gran calidez.
- suerte y vuelve a ser feliz- esa voz se despidió con esas palabras y no lo volví a escuchar.
De un gran golpe me desperté, dios esto había sido un sueño, un sueño muy realista. ¿Qué había pasado? Me preguntaba mientras me levantaba deprisa a buscar un espejo.
-soy yo!!, ¿qué fue lo que paso? - decía eso mientras me tapaba la cara he intentaba buscar una respuesta, mi felicidad se había ido, las cadenas volvieron, mi gran paz se había ido, ya no era libre.
Me rendi de buscar una respuesta o algo coherente ya que lo único que encontré fueron grandes callejones de preguntas sin respuestas, pero mis pensamientos fueron interrumpidos al ver todo mi cuarto, estaba idéntico como lo había dejado, la soga en el mismo lugar arrumbada esperando su uso, mi cuarto todo un desorden y fotos de mis grandes logros académicos, decidí quitar mi vista de todo eso ya que me estaba mareando. Sin más solo volteé a ver ese lugar, mi lugar seguro, mi paz en este mundo.  Donde se encontraba una carta de colores oscuros, muy bonita para eso, al verla me llamo la atención, esta se encontraba en mi escritorio.
Sin mucho solo la tomé y sin miedo alguno la abrí, que sorpresa me encontré al leer eso y ver la persona que me lo había dejado. ¿Como era posible? Una sonrisa con lagrimas se hizo presente mientras dejaba aquella carta y me iba. ¿Que contenía? Pues solo unas palabras a las cuales me dolió leer.
“Se feliz, aunque sea una vez, después puedes volver a intentarlo, sonríe, ríe, platica de tus problemas, aprende a vivir y si sientes que esto es una guerra, la cual no vas a poder controlar, Súmate a ella y declara la guerra”
                                                                Atte.: tu

¿Dios me ayudo?, quien sabe, ¿la muerte me ayudo?, no lo sé, ¿o fue solo un ligero sueño de saber qué pasaría si lo hiciera? Lo único es que me dieron otra oportunidad de volver a intentar vivir, de volver a ser yo y dejar de importarme lo que la demás gente diga de mí. ¿Es eso? No lo sé, solo el futuro sabrá.

Solo son historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora