¿El lago de los cisnes?

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Hace mucho tiempo, el príncipe Sigfrido estaba celebrando su cumpleaños con sus amigos, su madre solo lo observaba muy preocupada, ella ya se sentía muy cansada, Ya no podía Gobernar.
-Felicidades hijo- la reina lo decía lo más feliz que podía, pero una preocupación se asomaba.
-Madre, ¿te preocupa algo? -  el príncipe lo decía mientras agarraba el brazo de su madre.
-Sigfrido, es hora de que te cases.
- ¡que!, ¿Casarme?, yo ya tengo a una persona. – al escuchar eso la reina solo le brillaron los ojos.
- que felicidad, trae la lo más pronto posible.
- si madre, la traeré. - el príncipe solo dijo eso e hizo una reverencia.
El príncipe se fue con sus amigos y les dijo que irían a visitar aquella chica la cual le había robado su corazón.
Paso un rato ya se encontraban en un lago donde lo único que se veía eran hermosos cisnes, un lago el cual la bella luna dejaba iluminada una pequeña silueta femenina. Pelo rubio, ojos azules, vestido blanco, ¿era un ángel? No, claro que no, solo era un cisne.
-Sigfrido, muchas felicidades- lo decía mientras lo abrazaba.
- Muchas gracias, te ves muy bella el día de hoy- lo decía mientras recibía el abrazo.                              Sigfrido estaba tan feliz y emocionado, ya que por fin le diría sus sentimientos
- Odette, hace mucho tiempo quería decirte esto, quiere- no pudo acabar la frase, pues una chica se separo del abrazo con una negación.
- Sigfrido, lo siento mucho yo ya estoy enamorada de otra persona- al escuchar eso Sigfrido solo se derrumbó, la chica que tanto amaba no le había correspondido.
- ¿Quién es? - preguntaba muy enojado.                                                                                                                               Al momento de hacer esa pregunta una chica se hacía presente, pelo negro, ojos negros, piel blanca como la nieve un hermoso vestido negro.
- Odette, por fin te encuentro- la chica solo dijo eso mientras veía con gran enojo al príncipe.
- Odile, que alegría verte- el pequeño cisne gritaba muy feliz mientras la abrazaba.
- es hora de irnos- decía el cisne negro mientras le agarraba la mano y se la llevaba.
- ¿a donde crees que te vas?, Odette eres mi reina- el príncipe solo dijo eso mientras una espada se asomaba.
El brillo del sol se asomaba, la chica de negro solo se apuro a agarrar a Odette y salir corriendo, pero el príncipe no dejaría que se fueran muy fácil, el gritaba que se detuvieran mientras iba detrás de ellas.  El sol por fin se mostraba, aquella chica que una vez se había visto vestida de blanco, ahora se encontraba convertida en un cisne.
- ¿Que acaba de pasar?- el príncipe solo podía hacer esa pregunta pero nadie contesto, las chicas habían desaparecido.
Paso un tiempo, Sigfrido no supo más sobre Odette, un día lleno de enojo se dispuso a ir con sus amigos de caza. El solo tenía un pensamiento casar “cisnes”.
Hoy el príncipe y sus amigos casaban, conseguía varias presas, pero ninguno era un cisne muy blanco como el que había encontrado en el lugar de Odette, ese día que el Sol se había aparecido. él ya se sentía muy resignado, pero escuchó los graznados de unos cisnes qué gran sorpresa. Hoy el príncipe decidió que era el momento justo, alzó su gran arco le apunto a un cisne que le encantó y disparó, el cisne sólo se encontraba graznando y retorciéndose del dolor, pero el príncipe ya se sentía tan satisfecho.
El príncipe al ver que es su trabajo ya estaba hecho solo se fue, pues quería mostrarle a su madre lo que había logrado.
-madre, madre  mira lo que he conseguido.
- que felicidad hijo, llévaselo al cocinero, diles que lo comeremos hoy.
Después de eso todo estaba de lo normal, el príncipe ya no se sentía tan culpable ya no sabía nada sobre Odette, pero pequeñas plumas de color negro se encontraban en su Palacio ¿que eran?
Un día alguien tocó la puerta, nadie sabía quién era pero solo abrieron la puerta por curiosidad, una chica de vestimenta negra se hacía presente, su pelo tan alborotado y unas ojeras que demostraba que no había dormido en todo estos días.
-tú maldito miserable. - lo decía mientras las lágrimas se salían en sus ojos.
-o tú eres aquella chica que estaba al lado de Odette ¿verdad?
-No hables de ella como si la conocieras, cállate no sabes el gran error que acabas de cometer. -sus lágrimas se volvían mares su voz se quebraba.
-mira no sé por qué estás así pero vete de mí Palacio no eres invitada.
-Yo sé muy bien que no soy invitada por eso he venido. - aquella chica de una de sus mangas sacó una pluma de color negro y una de color blanca.
-tú mataste a mi enamorada, tú mataste la persona que decías que amabas. eres tan cruel. - la chica por fin lo dijo, sus lágrimas ahora se habían vuelto enojo, aquellas plumas fueron lanzadas.
El príncipe solo escuchó eso, fue como si un balde lleno de agua fría le cayera, había matado a su amada.
Las plumas que habían sido lanzadas anteriormente fueron directo al corazón del príncipe, el príncipe solo dio un grito desgarrador, sangre salía por todos lados, El cisne negro solo se despidió del príncipe con una mirada de muerte, deseándole que no se encontrara con Odette en el otro mundo.

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